Futuro Incierto.
(Susana Parducci)
En cada etapa de la vida pasamos por diversos momentos.
Ellos nos hacen ver el futuro de diversas maneras: acorde a la edad; las circunstancias vividas;nuestro entorno; nuestras ilusiones...
Pero sin embargo, hay un momento en que nuestros sueños parecen concretarse, sin más que cerrar los ojos: el momento clave de nuestra infancia.
¿Quién no recuerda nuestros anhelos? ¿Quién puede ser indiferente a esas futuras vivencias que nos hacían vernos en estados supremos de vida; las que luego el destino se encargó, o no, de hacerlos realidad?
Sueños de niño esperando anhelante el futuro. Destinos de adultos signados por el tiempo, por las creencias , por nuestros mandatos.
Diarios de vivencias, que en sus hojas amarillas encieran cúmulos de esperanzas y de deseos realizables.
Vivamos el presente como cuando teníamos aquellos proyectos.
Sintamos la vida como un regalo divino, y amemos aquello que hemos logrado.
Sigamos manteniendo la fe de ese niño dormido que soñaba con ser mil personajes importantes a la vez, y vivenciemos nuestro presente con el optimismo del que ama sus logros y acepta su destino no rendido a él, sino forjando cada momento con nuevos mañanas , con nuevos despertares plenos de esperanza.
Amemos la vida; vivamos cada momento como el último que nos toca vivir:
Es un Don maravilloso que no vale la pena perder. Es un regalo Divino que no puede dejarse al olvido.
La felicidad está allí donde menos la esperemos, no nos ocultemos tras la máscara del engaño y del refugio para nuestra propia identidad.
Hoy es hoy, y no será vivido nuevamente.
Cada día que pasa con fuerza y optimismo es un día ganado. Cada jornada que transcurre en el desánimo y el negativismo es un día que se pierde.
Ganemos y logremos aquellos antiguos anhelos que nos hacían felices.
Programemos con entusiasmo nuestro futuro y ¡logrémoslo!
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