Resumo de Truman Capote. La Biografía

Por Pablo García Mejía

Truman García Capote es el nombre completo con el que sería registrado por Joseph García Capote, segundo marido de su madre, quien nació en Cuba siendo hijo de españoles, y quien deslumbrado por al belleza de Lillie Mae, madre de Truman, lo adoptó, después de casarse con ella.

Truman, la madrugada del 25 de agosto de 1984, llenó sus vísceras de diferentes fármacos: Valium, Dolantin, Codaína, Tilenol y otros barbitúricos, para esperar lentamente, un amanecer largamente acariciado, en donde se rencontrara con la niñez que nunca lo abandono.

En esa ocasión, Truman había llegado dos días de antes a la casa de Joanne Carson, quizá la última amiga que le quedaba y, ese día desde las 7:30 de la mañana, recostado en su cama, comenzó por no soltar la mano de su amiga, sin permitirle llamar al médico, habló y habló durante horas, hasta un poco antes del mediodía, según la exhaustiva investigación de su excelente biógrafo y amigo: Gerald Clarke, quien hizo un legrado hasta de las piedras de Monroeville, Alabama, en donde Truman pasó la mejor época de su angustiante infancia junto a la adorable Sook, tía abuela un poco deschavetada y encantadora: personaje lleno de ternura que nos hace estremecer en Recuerdo Navideño:- "¡Me siento tan triste, Buddy! ¡Deseaba tanto regalarte una bicicleta! Traté de vender el camafeo que me regaló papá, Buddy... - vacila, como turbada -, te he hecho otro cometa".

Truman Streckfus Persons nació en Nueva Orleáns el 30 de septiembre de 1924, concebido probablemente en la misma fecha de su muerte, pues Lillie Mae de 17 años, se casó con Arch Persons, de casi 26, el 23 de agosto de 1923. Arch sólo necesitó una semana de matrimonio para decepcionar a su joven esposa, al terminársele el poco dinero que llevaba para disfrutar su luna de miel en Nueva Orleáns: Arch se vio en la necesidad de devolverla a Monroville con sus parientes. Este fue sólo el principio de una larga cadena de decepciones que por años tuvo que soportar Lillie de Arch.

Para el pequeño Truman, la vida, representada por su joven madre, era una mujer deslumbrante que le visitaba de vez en cuando llevándole regalos y promesas incumplidas. Es en este instante cuando se va creando el mundo dual del genio: la importancia y el abandono alternados van secretando la esperanza muerta. Truman se convierte en un magnifico ángel con poder de muerte -sólo sobre de él. Un íntimo demonio que lacera ha su propio esclavo: la plegaria ha sido atendida: Pides siempre un látigo y cuando te lo entregan, se te advierte: Es sólo para castigarte a ti mismo ¡a nadie más! El precio de acercarse al arte es la locura convertida en enfermedad.

Truman, con el tiempo, fue un ser intratable, inexorable, perverso y profundamente humano, llevando en este contradictorio campo de batalla la flor de la fe que se le fue resquebrajando, al mismo tiempo que su maravillosa prosa luchaba por manifestarse: La disciplina establecida se metaformoseaba en una inefable tortura. Sin embargo, sus palabras escritas penetraban como luz hiriente en el pozo enlamado del alma. Mientras, al mismo tiempo, su lengua viperina y malévola conquistaba el desprecio y vilipendio de la gente pudiente con le gustaba relacionarse.

Todo ser lleva envuelto en sí mismo su zenit y nadir, ambos canjeables, dependiendo de cómo se les deja escapar. Truman los fue alternando durante toda su vida hasta que su prodigiosa alma se colmó del néctar de las flores, sin conocer nunca el amor. En sus últimos días, ya estaba convertido en una horripilante gorgona que poseía un hermoso rubí en lugar de corazón.

Truman Capote murió amparado por su amiga Joanne en la casa de ésta en los Ángeles, California. Murió con una gran convicción de muerte, logrando que su plegaria fuera atendida: "No quiero volver a pasar por eso otra vez... cariño. No más hospitales. Estoy sumamente cansado, cariño. Si te importo, no hagas nada. Déjame ir . Sé muy bien lo que hago".Aquella mañana, la muerte se permitió un desliz: observarse en el espejo negro, para descansar su vista. Ese instante es aprovechado por el escritor quien se cuela por la puerta de servicio que ofrecen las drogas -la insania retoma el timón. Todo el espacio es comprimido en un momento breve, como el pequeño sorbo de un beso dado al amanecer, cuando los duendes danzan con los fantasmas de la sangre.

La muerte le da ocasión para recorrer con la memoria y la imaginación toda la gama que va de la literatura al recuerdo: encontrar el alma extraviada con el sabor de la asfixia, con el olor putrefacto que da la madurez de una planta que sufre de saturación acuática. Los sueños tienen el derecho a realizarse en la purificación de una mente que se despide.

Truman Capote insistió tanto en ser amado que desnudaba su corazón a cada paso. Sólo la muerte -esa dama generosa, metida en el cuerpo de Joanne Carson- tomó cálidamente la mano del escritor y dejó que las horas transcurrieran sobre los hermosos campos de su infancia: en donde la tierna Sook con sus desgastados tenis lo esperaba para recoger bellotas o recibir el olor de los pinos de Alabama.

Gerald Clarke. Truman Capote. La biografía. Editorial Tiempos Modernos. España, 1989. 607 pp.

Pablo García Mejía
Ciudad de México

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