¿nos Importa El Planeta?
(Donanfer)
¿Nos importa el planeta? Durante las últimas décadas, a medida que los científicos han intensificado sus estudios acerca de los efectos de la acción del hombre sobre el clima, así como los efectos del cambio climático sobre el hombre, ha emergido un tema común: en ambos aspectos, el mundo es un lugar muy desigual. En casi todos los casos, la gente que corre mayores riesgos debido al cambio climático vive en los países que menos han contribuido a la acumulación atmosférica de dióxido de carbono y otros gases de invernadero que se asocian al reciente calentamiento del planeta. Esos países, los más vulnerables, son también los más pobres. La idea original era que todos estuviéramos juntos para enfrentar el problema, y era una idea fácil de vender . A medida que los grandes países en desarrollo, como China e India, emergen de la pobreza, emiten sus propios volúmenes de gases de invernadero; China está a punto de superar la emisión de dióxido de carbono de Estados Unidos. La lista fue entregada al programa de la ONU destinado a ayudar a las naciones pobres para enfrentar el cambio climático. El gobierno ha incentivado mayores reservas de cereales, cambios en las prácticas agrícolas y la construcción de una nueva represa. Sin embargo, muchos agricultores han sembrado junto al río que alimentaba sus estanques, derrumbando las riberas y alterando el curso del agua. Esos sembrados son ilegales, pero hay poco cumplimiento de la ley. Al contemplar la centelleante bahía azul de la costa oeste de Australia, un alquimista del nuevo siglo, vio un océano de agua potable. A sus espaldas tenía un parque industrial repleto de tanques, cañerías, cribas, filtros y sustancias químicas para hacer potable el agua de mar...A medida que el mundo se calienta y el agua potable se convierte en una materia prima costosa, la Planta de Desalinización de Agua de mar de Perth usa los recursos renovables del viento y el océano para producirla, junto con un recurso limitado del que muchos países no disponen: dinero. El agua de mar entra en la planta por una cañería cuya boca se encuentra a doscientos metros de la costa. Aunque la construcción es costosa, el agua resultante sólo cuesta 3,50 dólares cada mil galones. Son comunes en Medio Oriente, donde el petróleo sirve para pagar el agua, y también proliferan plantas pequeñas en el sur de California. Eso evita las desventajas de la mayoría de las plantas desalinizadoras, que reciben energía de combustibles fósiles, los que producen gases de invernadero. "Lo llamamos alquimia: convertir el viento en agua", dice Crisp, el ingeniero de desalinización más importante de la planta de Perth. En esa ciudad australiana, la mitad del agua que se usa domésticamente está destinada a los jardines, señala este ingeniero; del agua usada en los hogares, el 30 por ciento se consume en lavarropas y otras máquinas lavadoras. Junto a la centelleante bahía azul, la gente será invitada a beber de pequeños botellas plásticas que lucen una etiqueta donde se explica: "Edición limitada de agua desalinizada de la Planta de Desalinización de Agua de Mar de Perth". Se bañan y hacen sus necesidades en el agua. También beben esa agua. Mahji pertenece a una casta baja tan pobre que son llamados musahars, o comedores de ratas. Como la tierra permanece bajo agua durante tanto tiempo, sólo hay una cosecha anual. Los aldeanos emprendedores han construido puentes de bambú. . "Nuestra desdicha es vivir aquí, donde no hay ningún control del agua." se animan algunos conjeturar . Quienes viven a orillas del río Maas, por definición un lugar poco seguro en un país que constantemente tratan de mantener el agua a raya. Pero quienes viven allí están preparados para la próxima inundación. Las casas todas de dos plantas y dos dormitorios y con un costo de cuatrocientos veinte mil dólares, no son des ya casas botes ni casas flotantes del tipo que es común en el resto del mundo. Son anfibias: descansan sobre la tierra, pero fueron construidas para flotar cuando el agua sube. Se asientan sobre cimientos de cemento hueco y están sujetas a seis postes de hierro hundidos en el fondo del lago. Si el río crece, como suele ocurrir con las lluvias, las casas pueden flotar elevándose, sostenida por dos postes horizontales que le sirven de amarras conectadas con la casa vecina, y bajar en el momento en que el agua se retira. Las cuarenta y seis casas construidas aquí pretenden enfrentar dos temas fundamentales del problema de las viviendas en este país bajo y densamente poblado. Esos temas son la falta de espacio para nuevas viviendas que satisfagan la creciente demanda, y la necesidad de prever los incesantes aumentos en el nivel del mar y la creciente posibilidad de incremento de las lluvias copiosas por causa del cambio climático. La preocupación por los niveles del agua no es un tema abstracto en esta población de la provincia de Gelderland, en el sudeste de Amsterdam. Ahora los diques son más altos, pero con un gran ascenso del nivel del mar hace falta mucho más para prevenir catástrofes. El pueblo holandés siempre ha tenido que luchar contra el agua ?comenta?. Esta es otra manera de pensarlo. Es una forma de disfrutar del agua, de trabajar con ella más que en contra de ella. Donanfer
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