Largo Viaje Hacia La Noche
(Eugene O''Neill)
Eugene O?Neill convoca sus fantasmas familiares, al rememorar ?por lo que parece, con bastante fidelidad a la realidad? un día de 1912 en la residencia de verano del clan, y se ensaña especialmente con la figura de su padre, que acaba siendo el culpable de casi todo. La obra destila un inmenso nivel de fuerza y calidad técnica teatral, con cuatro personajes perfectamente definidos y un discurrir de acontecimeintos bien dosificado que culmina en la escena más patética, con la aparición de la madre en estado de delirio. Resulta, no obstante, excesivamente larga y claustrofóbica, además de lastrada por la enorme acumulación de acontecimientos del mismo corte. En un solo día afloran en una serie de conversaciones a diferentes horas toda la problemática de la familia del orgulloso y anticuado actor irlandés James Tyrone. La madre, Mary Cavan, acaba de salir de un centro de rehabilitación para superar la adicción a la morfina que contrajo años atrás a causa del tratamiento que necesitó tras traer al mundo a su hijo pequeño Edmund (Eugene O?Neill), y cada uno de sus movimiento suscita las sospechas de su familia, que piensa que puede recaer. Por su parte, Edmund acaba de ser diagnosticado de tuberculosis y el hermano mayor, Jamie, alcohólico y putero, se lo hace saber brutalmente a su madre, que prefería hacer ilusiones. A lo largo del día, comprobaremos que Mary ha vuelto a recaer en la adicción, incapaz de soportar la vida aislada y mezquina que le obliga a llevar el tacaño Tyrone. Éste admite ante Edmund que por avaricia truncó su propia carrera teatral, ya que prefirió repetir un personaje que le daba mucho dinero hasta encasillarse en él. Edmund echa la culpa de la adicción de su madre a su tacañería, que le condujo a llevarla a un médico barato que no conocía bien el manejo de la morfina. También, le echa en cara que pretenda llevarle a él a un centro de tuberculosos barato en lugar de un buen hospital. El borracho Jamie, actor mucho más fracasado que su padre, confesará a Edmound en otra escena que ha intentado torpedear su carrera de periodista para que no le supere, pero que le quiere y le pide que se guarde de él. En la escena final, Mary, más drogada que nunca, aparece con su traje de boda en la mano completamente ida y reviviendo la juventud en la que truncó su deseo de ser monja por enamorarse de Tyrone.
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