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Hiroshima Y Nagasaki, Sesenta Años Después, ¿era Necesario?
(Donanfer)

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Hiroshima y Nagasaki, Sesenta Años Después, ¿era necesario?


Al término de la guerra mundial, Japón fue ocupado por los aliados. El país fue desmilitarizado; el emperador, aunque continuó en el trono, fue obligado a renunciar a su divinidad y promulgar una nueva constitución, democratizar el país y cambiar el sistema educativo. A su vez, al caer los grandes imperios como Japón, Alemania e Italia; Estados Unidos quedó como una de las potencias mundiales junto con la Unión Soviética. Este mundo bipolarizado dio origen, años más tarde, a la Guerra fría. La entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial frenó el avance japonés en China. Además, la rendición de Alemania en mayo de 1945 permitió al victorioso Ejército Rojo soviético intervenir en Manchuria el 8 de agosto de ese año, dos días después de la bomba atómica lanzada por los Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima y un día antes de la bomba sobre Nagasaki, que forzaría la rendición japonesa y su retirada de Asia continental. El final de la guerra supuso la salida definitiva de Japón del territorio chino. Manchuria, Taiwán y las zonas ocupadas durante la Guerra Sino-Japonesa volvían a estar bajo soberanía nominal China y Chiang Kai-shek restablecía el gobierno de Nanjing. Sin embargo, las fuerzas comunistas de Yan''an, muy fortalecidas por los años de guerra y por la intervención soviética en Manchuria, aumentaban su control sobre numerosas zonas de la China rural. La salida de los japoneses dejaba paso así a una guerra civil abierta entre el KMT de Chiang Kai-shek y los comunistas de Mao Zedong. El 29 de agosto, a bordo del acorazado USS Missouri, anclado en la bahía de Tokio junto con otros barcos de la tercera flota, el ministro de Relaciones Exteriores del Japón en nombre del Emperador, del Gobierno Imperial y de Cuartel General Imperial, firmó los protocolos de rendición. El general Douglas MacArthur firmó la aceptación como supremo comandante de las potencias aliadas. El almirante de la flota, Chester Nimitz, añadió su firma como representante de los Estados Unidos. Siguieron las de los representantes del Reino Unido, China, la Unión Soviética, Australia, Canadá, Francia, Países Bajos y Nueva Zelanda. Inmediatamente el General MacArthur, nombrado por Truman Supremo Comandante aliado en Japón y a partir de ese momento gobernador de Japón, trasladó su Cuartel General a Tokio para dirigir la ocupación y decidir el destino del pueblo japonés. La Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin. En el 62º aniversario de la destrucción de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, sigue vigente la pregunta sobre si se justificaba lanzar la bomba atómica para lograr la capitulación de Japón. Al parecer, historiadores y analistas no se han puesto de acuerdo sobre la respuesta a esta interrogante, que en el fondo plantea una discusión ética. Por un lado, hay quienes sostienen que la bomba atómica era la única alternativa real a la invasión de Japón para poner fin a la Segunda Guerra Mundial. La euforia de los científicos y técnicos encabezados por Robert Oppenheimer fue incontenible. Los Estados Unidos necesitaban probar sobre un blanco determinado (una ciudad abierta, no bombardeada antes). En ese contexto, planificada ya la invasión a Kiushu con armas convencionales para el 1º de noviembre de 1945, nace la Declaración de Potsdam, que convoca a la rendición incondicional de Japón. A Hiroshima, Nagasaki, Kokura y Niigata se las apartó del plan de bombardeo incendiario que oleadas de aviones desgranaban sobre suelo japonés. Estaban reservadas para la "prueba de campo" ya decidida. Hace sesenta y dos años, los días 6 y 9 de agosto, los EE.UU hicieron explosionar dos bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando la muerte instantánea de ciento cincuenta mil personas y otras cuatrocientas mil personas más morirían en los días, las semanas, los años siguientes como consecuencia de ello. El riesgo dguerras nucleares es mayor que nunca, más aún que en los peores momentos de la guerra fría. Es necesario alertar sobre la urgencia de realizar una amplia movilización de la sociedad civil en favor del desarme nuclear total en todo el planeta. Los estados "poseedores" de armamento nuclear además han fracasado en su intento de control en exclusiva. Los países con armas nucleares han perdido toda autoridad, no solo ética o moral, sino también política, de derecho; ni siquiera la intimidación les sirve para frenar el afán que tienen hoy muchos países de dotarse con armamento nuclear. El descontrol internacional es escandaloso. Esta dinámica solo lleva a incitar a nuevos países a dotarse también de armas nucleares. Propiciemos un mundo sin guerras y convoquemos a todas las asociaciones, movimientos y personas que están luchando por la Paz, el desarme y la No Violencia a que se manifiesten contra de las armas nucleares en este triste aniversario
 
Donanfer



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