Pecado Blanco
(Miguel Alejandro Garcia Franco)
PECADO BLANCO INTRODUCCION Arrastrado por mí curiosidad ante la vaga información noticiosa, me interné en las entrañas de un paradisíaco lugar de Sur America, partiendo desde su cabeza explore en el álbum de los recuerdos hoy en día trasformado en historia tratando de encontrar una explicación lógica para tan absurdos comportamientos, inmerso en los turbulentos torrentes de su sangre llegué hasta su corazón. Esta historia nace en ?los llanos orientales de Colombia?, puerta de ingreso a las más exuberantes selvas vírgenes de del cono sur; Colombia considerado como uno de los territorios más ricos y privilegiados del mundo ecológicamente, enfrenta hoy en día uno de los mayores índices de pobreza, gracias a una guerra infructuosa entre hermanos que tambalean las instituciones existentes. Los humildes habitantes de las campiñas rurales se despiertan una mañana en medio de sobresaltos, un tornado de sangre y muerte invade sus lechos de reposo, ajenos a la naturaleza del conflicto se resisten y aguantan dentro de la penumbra del desconcierto en medio de lágrimas y llantos. Cientos de hombres armados perturban la quietud en sus poblaciones rurales, encubiertos entre las brumas de las abruptas montañas de los andes descienden silenciosamente como felinos hambrientos y toman por asalto sus moradas, algunos de sus habitantes logran huir despavoridos ante el acecho de la jauría y se resguardan en la espesura quedando a merced de los usurpadores la posesión de sus tierras; sus tradicionales siembras en poco tiempo son sustituidas por malévolos cultivos de hojas de coca, planta maldita que se recrea en tierra fértil y en poco tiempo ahoga cientos de hectáreas de tierras dedicadas al sustento diario, los agrestes paisajes son convertidos en sembradíos de muerte, sus parcelas rociadas con sangre, las tierras abonadas con la carroña humana. Entre tanto los multí asesinos se instalan en las alturas más próximas para controlar sus nuevas adquisiciones trasformando la apacible cordillera andina en sus fortines y trincheras, solidifican sus caminos de acceso, sobre frescos cráneos todavía carnados, con expresiones aberrantes reclamando justicia. Muchos de los ermitaños que lograron escaparse del embate, buscaron un consuelo en la intimidad de las legendarias selvas vírgenes, trasformando el habitad de esos perennes bosques que ni el tiempo había querido irrespetar; los arbustos milenarios violados y talados indiscriminadamente desprotegen para siempre los entornos ecológicos considerados como únicos en su genero en donde se refugiaban in cuantificables especies, sus troncos y follajes cubren los suelos sin vida esperando desaparecer incinerados, la transformación estos hermosos parajes es inminente quedando a merced de raquíticos cultivos. Los victimarios asegurando los campos insertan explosivos bajo la tierra y esperan impacientes que las trampas mortales anuncien estrepitosamente los buenos resultados, sus victimas en gran mayoría son los niños que al menor contacto con los artefactos de camino a sus escuelas rurales dejan en prenda una de sus extremidades y muchas veces su vida como constancia de la efectividad de sus métodos tan eficaces; las conocidas minas quiebra patas, ahuyentan a un gran numero moradores de una manera alarmante obligándolos abandonar sus tierras por las simples sospechas de su presencia, obligándolos a emigrar hacia lugares más vírgenes o convertirse en desplazados. La producción y refinamiento de la hoja de coca es otro de los grandes depredadores de la selvas de la orinóquía y Amazonia colombiana, tal afrenta repercutirá por siempre en nuestras generaciones venideras, el privilegiado territorio Colombiano, santuario de tantas especies naturales hoy en día utilizado como laboratorio del infierno. Los mantos acuíferos y los caudalosos ríos también se convierten en presa fácil de su ambición los desechos tóxicos y residuos químicos utilizados en la transformación de la hoja de coca a letal estupefaciente, son vertidos ensus aguas trasformándose en un veneno letal para los ecosistemas, ni aun sus soberbios caudales se han escapado del ultraje, sus torrentosas aguas las han convertido en panteones clandestinos producto de los mas diversos enfrentamientos por el control de sus accesos hacia los grandes mares. Estos radicales apoyados por la cambiante tecnología emplean para sus operaciones ilícitas, novedosas lanchas rápidas que se deslizan a vertiginosas velocidades rompiendo olas de cualquier tamaño logran penetrar clandestinamente varias fronteras. Ni los cielos se pueden escapar de sus afrentas, los narcotraficantes cuentan con flotillas de pequeños aeronaves con los que surcan los aires conducidos por pilotos aguerridos y efectivos para evadir controles aéreos, gracias a sus entrenamientos de los extremos topográficos a los que están acostumbrados cotidianamente a realizar sus peligrosos recorridos sin ningún tipo de radioayuda. Esperanza es una joven adolescente, víctima de la demencia de los sicarios, que la atrapan y la arrojan en las corrientes de los caudalosos ríos de odio, codicia y destrucción. Secuestrada Esperanza es obligada a desertar y enfrentarse a infinidad de peligros como muchos de sus hermanos, traicionada por quien dice ser su salvador, opta por aferrarse a su última tabla de salvación emigrar hacia países vecinos quienes se jactaban de pregonar de ser amigos, busca un refugio en el mundo en donde poder subsistir, defraudada narra meticulosamente la forma de cómo ejercen su autoridad sus más allegados vecinos, sobreponiendo entredicho sus buenas intenciones de hermandad, desnuda una ola de injusticias sobre los mas desvalidos inmigrantes que osan pisar sus tierras.
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