Resumo de Casa De Muñecas

Es navidad y el matrimonio Helmer, Thorvald y Nora, se dispone a pasarlo mejor que en los años anteriores, en que han tenido apreturas económicas y el marido problemas de salud. Sin embargo, la visita de un gris empleado del marido, Krogstad, implicado en fraudes en el pasado, va a transtornarlo todo. Como Thorvald lo despide para dar trabajo a una amiga de la familia, la señorita Linde, Krogstad le pide a Nora que influya en él amenazando con revelar a su cónyuge algo que ignora: que unos años atrás, para lograr el viaje a Italia que la salud de su marido necesitaba con urgencia, Nora obtuvo un préstamo con la garantía del dinero de su padre moribundo y para ello, dado el estado de éste, no encontró otra salida que falsificar la firma de éste.
Como Thorvald se muestra inflexible ante el despido de Krogstad, Nora se desespera y trata de buscar ayuda. Piensa en pedírsela al amigo de la familia doctor Rank, pero éste, sabiéndose enfermo terminal, le declara el amor que siempre ha sentido por ella y Nora, por escrúpulos de conciencia, decide que no es la persona indicada para ayudarle. Le cuenta el problema a la señorita Linde. Ésta, que resulta ser una ex novia de Krogstad, logra convencer al hombre para que retire el chantaje y trate de ser el hombre honesto que fue en el pasado y volver a iniciar una relación con ella.
El problema parece resuelto. Sin embargo, en el buzón de la casa queda una carta en la que Krogstad contaba la falsificación de Nora y que ésta no consigue retirar a tiempo. Cuando Thorvald la lee, actúa como Nora se había temido: es incapaz de comprenderla y de tener en cuenta que lo hizo por su bien. Thorvald la condena a alejarse de sus hijos y continuar en casa como esposa sólo de cara a los demás. Llega entonces una segunda carta, en la que Krogstad anuncia su cambio de actitud y Thorvald, viendo su situación social a salvo, cambia de opinión y declara perdonar a Nora. Ésta, sin embargo, ha sufrido una experiencia reveladora: ha comprobado que él no la quiere y que ella no ha sido nunca nadie para él. En una escena demoledora, antológica en la historia del teatro, Nora anuncia fríamente a su marido que va a marcharse de casa para construirse de nuevo a sí misma, abandonando incluso a sus hijos.
Algunas de las contundentes frases de este pasaje de la obra: "Sois culpables de que no sea nada". "Tengo otros deberes igualmente sagrados (...) Deberes conmigo misma". "...ya no puedo contentarme con lo que dice la mayoría ni con lo que se lee en los libros". "Voy a averiguar quien tiene razón: la sociedad o yo". O, cuando en respuesta a la frase de Thorvald con la que trata de excusar su propio comportamiento "nadie sacrifica su honor por el ser que ama", Nora dice: "Millares de mujeres lo han hecho".

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