Resumo de Desarrollo De La Capacidad Creadora

LA EDUCACIÓN ARTISTICA EN EL DESARROLLO DE UNA COMUNIDAD

Uno de los aportes fundamentales del arte a la comunidad es el de servir tanto de experiencia como de recordatorio de que el arte de observar intensamente, de abrir la sensibilidad a nuestro entorno produce una recompensa en la calidad de vida, nos enseña a ver la interrelación que existe entre los diferentes entes de la naturaleza, desarrollando la capacidad de atender, no a lo monumental, sino a las cosas pequeñas, a los aspectos mínimos de la experiencia, lo cual se constituye en el inicio de la perspectiva crítica, capaz de discriminar la belleza de cuanto nos rodea, la destreza puesta en su realización (arte) y de ubicarla en nuestras vidas.

El desarrollo de la percepción permite apreciar lo que previamente resultaba insignificante y le da contenido, convirtiendo los sentidos ( la visión, el oído, el tacto, etc.) en momentos del desarrollo de la inteligencia y de la comprensión vital del mundo, pues, la percepción es un suceso cognitivo. La visión, por ejemplo, es una función de la inteligencia inherente al disfrute de lo visible y no se puede separar de ella. Este aspecto ?invisible? de la visión puede ser potenciado o frustrado en el proceso educativo del ser humano.

El arte nos enseña, precisamente, que en el origen del conocimiento está el mundo sensible y que por lo tanto la percepción y la creación de objetos sensibles actúan como agentes primarios en el desarrollo de la mente. El arte es, por lo tanto, uno de los instrumentos más poderosos de que disponemos para el desarrollo integral del ser humano. Negar esta posibilidad al ser humano es ciertamente recortar su ser, pues el arte potencia el saber y las habilidades concretas para el buen funcionamiento de la mente humana en todas sus potencias; constituye un medio eficaz para el desarrollo de la mente abierta y libre, especialmente de la unilateralidad en la experiencia del mundo.

Al mismo tiempo, la práctica artística es creadora de comunidad, bien sea por la socialización de significados con los cuales se siente identificada o representada, o bien porque interpela la sensibilidad de sus miembros, abriéndola a nuevas posibilidades.

No nos damos cuenta de lo anterior, porque hemos confinado la práctica artística a un rincón limitado de nuestras casas, erigiéndolo como un adorno superfluo, o porque creemos que es una ocupación de unos cuantos, unos especialistas, los denominados artistas, olvidándonos de que, para apreciar a estos últimos, también se deben disponer los sentidos, hacerlos inteligentes, permitiéndoles que cumplan su verdadera función social ? humana.

¡Cuánto pierde una comunidad que descuida sus potencias y valores artísticos!

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