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Cuatro Argentinos Intentarán Vencer La " Montaña Asesina"
(Donanfer)

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Cuatro argentinos intentarán vencer la "montaña asesina"

Cuatro andinistas argentinos intentarán enfrentar un desafío que parece demasiado grande para este mundo. A partir de mayo de 2008 buscarán hacer cumbre, nada menos, que en el Nanga Parbat, de ocho mil ciento veinticinco metros, uno de los ascensos más riesgosos y temibles del mundo. La experiencia deportiva tiene aristas de epopeya, porque, hasta ahora, ningún compatriota logró clavar la bandera argentina en la cima de este "rey de las montañas" que compone uno de los catorce ochomiles de la cadena del Himalaya, sobre territorio paquistaní. Alberto del Castillo, Fernando Garmendia, Pablo Reguera y Horacio Gratton son, además de experimentados guías, un grupo de amigos que, para pasarlo bien, eligieron escalar "la montaña asesina", como se define al Nanga Parbat en el ambiente del montañismo. "El riesgo es lo que define este deporte, no lo voy a negar, pero somos unos apasionados de la montaña y con mucha experiencia. Uno no va a buscar peligro, vamos a pasarlo bien entre amigos", dijo Del Castillo, profesor de educación física y guía de montaña. En la biografía común del grupo aparece el Aconcagua, de seis mil novecientos sesenta y dos metros, como ascenso recurrente. Todos portan la credencial de haber vulnerado muchas montañas en varios continentes, aunque sólo Reguera participó en 2005 de la expedición "Argentinos al Himalaya", donde se intentó subir los Gasherbrum I y II. "No tenemos registros de que una expedición argentina haya pensado en el Nanga Parbat; más allá de la cumbre, todo el recorrido implica escalada en paredes verticales con arneses y grampones. Es un ascenso muy técnico", explicó Del Castillo, que, con cuarenta y seis años, es el más veterano del grupo. "Es una montaña en la que no tenemos la seguridad de poder hacer cumbre. Podríamos haber elegido algo más fácil, pero la gracia está en el desafío", agregó. Al lado de esta montaña, el Everest, aunque más alto (ocho mil ochocientos cuarenta y ocho metros), resulta casi una experiencia turística. Mientras que a la base del cerro más elevado de la cadena del Himalaya viajan hasta Quinientas expediciones por temporada, al Nanga Parbat, con suerte, suelen ir una o dos. De un solo golpe, comentan los andinistas, se elevan casi siete mil metros de laderas desde los cauces de los ríos Indo y el Braldo hasta la cumbre. Esto representa el mayor desnivel del planeta. "Queremos salir de lo común. No queremos subir al Everest y decir qué grande que soy. En el Nanga Parbat las posibilidades de hacer cumbre son... no sé", admitió el montañista. Los costos totales de la expedición ascienden a unos treinta y ocho mil dólares, sin incluir los seis mil dólares de la tasa de helicóptero obligatoria para rescate. "No la consideramos, porque es retornable", sostienen con la seguridad de no tener que usarla. Otra de las particularidades de la expedición es que los montañistas emprenderán el ascenso con el equipo básico y sin la asistencia de oxígeno. "Hoy el uso de oxígeno es considerado dopping, porque te permite estar a 8000 metros y respirar como si estuvieras a seis mil", sostuvo Del Castillo. En los cálculos, la travesía debería llevar unos cuarenta y cinco días. En siete días los andinistas piensan llegar al campamento base y, de ahí, cuentan con unos 34 para intentar la cumbre antes de que el clima no lo permita más y, la montaña, literalmente se cierre. "Estamos permanentemente entrenando porque es un desafío grande. Para este deporte subir al Nanga Parbat es lo que para una selección de fútbol ganar un mundial", dijo Del Castillo, al tiempo que agregó: "Igualmente no nos consideramos diferentes de nadie: eso del alpinista superhéroe no nos gusta". Desde las primeras décadas del siglo XX, expediciones de distintos países comenzaron a disputarse las primeras ascensiones a los catorce homiles que componen la cadena del Himalaya: el techo del mundo. Sólo durante los años cincuenta los grandes colosos fueron vencidos cuando Francia conquistó el Annapurna y Gran Bretaña, el gran Everest. La Argentina hizo su intento de vencer el Daulaghiri durante la presidencia de Juan Domingo Perón, pero por apenas cien metros no se alcanzó la cumbre. El Nanga Parbat fue siempre la montaña preferida de los alemanes. Los alpinistas de ese país siempre quisieron llegar a la cumbre de la "montaña asesina", que se cobró más de setenta vidas. Hasta que, en 1953, Hermann Buhl, logró pisar el filo de la cumbre. A pesar de que esta montaña fue escalada hace cincuenta y cuatro años, es la que tiene menos ascensiones entre todas las grandes cumbres del Himalaya. Hace trece años, el montañista barilochense Sebastián de la Cruz llegó a la cima del K2 (de ocho mil seiscientos once metros), sin oxígeno, por el espolón Norte, uno de los grandes hitos del montañismo argentino. En 1995, otro argentino, Tommy Heinrich, alcanza, por primera vez, la cumbre del Everest. Ahora, es el turno de los "cuatro fantásticos" al Nanga Parbat, una expedición que también podría transformarse en una hazaña para este deporte en el nivel nacional.
 
Donanfer



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