Resumo de Kwaidan - Lafcadio Hearn

El británico Lafcadio Hearn, nacionalizado japonés y especialista en la cultura de ese país, recopila en los inicios del siglo veinte esta antología de relatos fantásticos nipones en los que abundan los aparecidos, las encarnaciones y las fuerzas sobrenaturales de diverso signo.
En uno de los cuentos, La historia de Mininashi Hoichi, se retrata a un músico ciego que es solicitado por un samurai para que cante ante sus señores, quienes resultan ser los fantasmas de los emperadores cuya historia narra en sus canciones. Para librarse del mal que pueden hacerle, un sacerdote le recomienda pintar todo su cuerpo con escrituras sagradas y así lo hace. Pero olvida pintarse las orejas y cuando regresa el espíritu del samurai se las arranca de un tirón.
Otra de las más brillantes narraciones es El secreto de la muerta, donde tras la muerte de una mujer, su efigie fantasmagórica se aparece quieta y callada delante de uno de los muebles de su habitación. Un sacerdote descubre que guarda en ese mueble una carta de un amor secreto que es necesario destruir para que ella quede en paz, y el sacerdote se encarga de hacerlo sin enseñar la carta a nadie.
En Yuki On?na un leñador recibe en una noche muy fría la visita de un espíritu femenino que mata a su acompañante y le dice que a él le perdona la vida a condición de que no cuente a nadie que la ha visto. Poco después, el leñador encuentra una muchacha por el camino y se casa con ella. Años después, cuando han criado diez hijos, el leñador cuenta a su mujer la visita del espíritu y ella le descubre que aquel espíritu era ella misma y añade que le perdona la vida pero tiene que marcharse para siempre.
Algunos relatos son muy breves y sencillos, pero fascinantes, como Jyu Roku Zakura, donde un anciano, emocionado al ver morir el cerezo que ha visto desde la niñez, ofrece a los dioses su vida a cambio de la del árbol, y su alma queda en él de manera que el cerezo florece en invierno.
En Oshidori, un hombre mata a la hembra de una especie sagrada de patos y recibe en sueños la visita del animal, en forma de mujer, y se suicida delante de él. En El espejo y la campana, las mujeres de una población entregan sus espejos para que los sacerdotes puedan fundir el bronce y construir una campaña. A una mujer le cuesta mucho hacerlo, de manera que su egoísmo queda en el espejo, pues estos reflejan el alma de las mujeres, y revela la negritud de su alma. Ella se suicida y el espejo queda útil para ser empleado.

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