El Jardín De Los Cerezos
(Anton Chejov)
Una muestra de la intensidad de que dotaba Anton Chejov a sus mínimas historias, sus personajes y sus ambientes. La anticuada propietaria Lubova Andreievna Ranevskaia llega con sus dos hijas a su vieja mansión, que abandonó deprimida cuando su hijo se ahogó en el lago, para llevar una vida descontrolada y sin sentido. Ahora la familia está sumida en las deudas, pero tanto ella como su hermano Gaiev son incapaces de encontrar una solución. Ella sigue con su vida de gran señora y, por ejemplo, cuando un pobre le pide una limosna, le suelta una moneda de oro, a pesar de que empiezan a tener dificultades hasta para dar de comer a sus criados. Ella se defiende diciendo que no sabe actuar de otra manera. El comerciante Lopajin, hijo de antiguos siervos de la familia, ronda el lugar tratando de que le vendan el jardín de los cerezos, orgullo de la propiedad familiar, para convertirlo en terrenos para chalets de veraneantes. Insiste en que esa es la única forma que tienen de salvar la situación y que si no se lo venden, de todos modos, el jardín será subastado para pagar sus deudas. Tanto Ranevskaia como su hermano Gaiev se niegan a la venta: "Yo nací en esta casa. Mi padre y mi madre residieron aquí y mis antepasados lo propio. Adoro esta vivienda y este jardín. No concibo mi existencia sin ese jardín. Si hay que venderlo, que me vendan a mí con el jardín". Los dos hermanos prefieren pensar que una tía lejana va a salir en su ayuda y ésta efectivamente, lo hace, pero el dinero que envía es poco en comparación con las pujas que realizan en la subasta y Lopajin acaba haciéndose el dueño. En la última escena, la familia se prepara para abandonar la vivienda mientras se oye el ruido de las hachas golpeando sobre los cerezos.
Resumos Relacionados
- El Jardín De Los Cerezos
- Jardín Secreto
- Cumbres Borrascosas
- Una Cosa Real
- El Huerto De Cerezas
|
|