Terrorista
(John Updike)
El joven de dieciocho años Ahmad, estadounidense hijo de una irlandesa pintora y enfermera y de un egipcio despreocupado de la política y la religión que abandonó a la familia hace mucho, rechaza los consejos de su profesor de instituto Levy, judío liberal y descreído, para buscarse un buen futuro en la vida y prefiere cultivar su religión musulmana en su versión más ferozmente yidahista. Por indicación de su consejero religioso, el rigorista imán Rachid, entra a trabajar como camionero para la empresa de muebles de unos libaneses apolíticos cuyo hijo Charlie se muestra aún más implicado que él en la lucha contra occidente. Ahmad supera su atracción por su compañera de instituto de raza negra, Joryleen, y rechaza cualquier contacto con ella pese a sus provocaciones, para mantenerse puro para su religión. También se mantiene distante con respecto a su madre, quien ha iniciado una aventura amorosa con el profesor Levy que al joven deja indiferente, y se limita a perfeccionarse en su trabajo y seguir las obligaciones cotidianas de su religión. Tras ser sondeado por Charlie sobre su disposición para el martirio, Ahmad recibe del imán Rachid la misión suicida de conducir un camión hacia Nueva York y hacerlo estallar a la hora punta justo en el túnel Lincoln en uno de los aniversarios del atentado contra las Torres Gemelas. Ahmad se prepara para su misión, se despide de su madre y designa como receptora de las ayudas económicas que proporcionaran a los mártires las organizaciones islamistas a su amiga Joryleen, con el objetivo de que se aleje de la prostitución en que su embrutecido novio la está haciendo caer. El día de la acción Ahmad se extraña ante la ausencia de Charlie, que debería acompañarle, pero como tiene órdenes del imán para seguir con el plan pase lo que pase, obedece y marcha hacia el túnel. Por el camino le detiene y logra subir al camión el profesor Levy, quien le informa de que Charlie acaba de ser encontrado muerto, ejecutado por los islámicos, quienes han descubierto que era agente de la CIA. Le cuenta también que el golpe que se le ha encomendado era una estratagema del propio Charlie para poner al descubierto a otros miembros de la organización y que preveía suspenderlo antes de su ejecución. Ahmad se muestra decidido a cumplir su misión, incluso cuando Levy le revela que el imán ha huido y que en la última entrevista que tuvo con Ahmad ya sabía que Charlie era de la CIA y no por ello le detuvo. Levy le dice que si se sigue empeñando en cumplir la acción, él no se bajara y morirá con él, aunque sigue intentando convencerle. Finalmente, al seguir considerando la situación y ante la imagen de varios niños que marchan en el coche delantero en el momento en que tendría que conectar el detonador, Ahmad decide no hacer nada y acepta sumiso la sugerencia de Levy de regresar a casa. Da la impresión de que esta novela, que sin duda tiene grandes puntos de interés y la calidad habitual de la obra de Updike, demuestra que la literatura no está para tratar temas de candente actualidad y debe dejar éstos al periodismo y concentrarse en analizar la realidad humana mucho más a fondo y a más largo plazo. Los puntos inconsistentes de la trama son varios y los personajes apenas salen del puro tipo. Además, a pesar de la habilidad de Updike y de su intento de buscar algunos puntos que expliquen la ideología radical islámica, la obra perece en su intento de evitar tanto la apología del fanatismo y el desorden como el moralismo paternalista y cae ligeramente a favor de éste último.
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