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Zadig O El Destino
(Voltaire)

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¿Conocemos la historia de El Cándido, el inocente joven del castillo de Thunder-ten-tronck, dotado de las más encantadoras cualidades de que pueda la naturaleza dotar a un ser humano y que por el amor de su querida Cunegunda padeció las más grandes miserias alrededor del mundo, acompañado de su gran maestro Pangloss, filósofo optimista de la armonía preestablecida, que afirma que estamos en el mejor de los mundos posibles, tal como Leibniz lo dijera en su tiempo, y que fue contradicho Con todas las penurias que pasaron y vieron pasar en un mundo que era todo menos el mejor de todos los posibles? Pues la historia del joven Zadig va por el mismo camino. En esta ocasión la sátira se dirige a la creencia en la felicidad como un estado permanente, merecido por el mérito de una vida virtuosa. El jóven Zadig, de bellos sentimientos, de noble cuna, de una educación esmerada, justo en sus obras y sabio en sus palabras vive toda suerte de aventuras debido a un sino trágico que le acompaña y que no le permite vivir una felicidad permanente. Se enamora de una dama de la corte que le corresponde con locura, pero son asaltados en el bosque y él, que se enfrenta a los bandidos y salva la vida y la honra de la muchacha, sufre una herida en el ojo y corre el peligro de perderlo. La muchacha, muy enamorada, lo abandona enseguida porque odia a los tuertos. Entonces Zadig decide que las muchachas de la corte no son las más apropiadas y se casa con una Azora, una mujer de la ciudad. Esta sólo tenía un pequeño defecto: que todos los demás hombres le parecían llenos de hermosas cualidades. Entonces Zadig la prueba con su mejor amigo y la muchacha cede a la tentación. Desilusionado del amor, se refugia en la filosofía, consuelo del corazón, y en una de sus caminatas por el bosque es sorprendido por unos enviados de la reina de Babilonia, que han perdido a su perro. Zadig se ha vuelto experto en el conocimiento de las plantas y los animales, así que les describe completamente las características de la perra (dedujo que era una perra), pero dijo que no lo había visto. A los pocos minutos, otros soldados del rey buscaban un caballo perdido. Zadig les describió el caballo completamente por las huellas que había dejado, pero no supo decirles donde estaba. Entonces, los unos y los otros decidieron que el joven se había robado la perra y el caballo y lo llevaron a juicio. Allí por poco lo condenan a muerte, pero el caballo y la perra aparecen y Zadig puede dar muestra en su defensa de su gran discernimiento, ante la admiración de todos los presentes. Zadig aprendió la lección de que ser demasiado listo puede ser muy peligroso, así que se prometió a sí mismo no decir ni una palabra de lo que viera. Pero entonces ocurrió que un prisionero de Estado escapó y pasó justo debajo de la ventana de Zadig. No dijo ni una palabra. Pero lo llevaron a juicio por encubrir un delincuente y tuvo que pagar una considerable multa y agradecer la piedad de los jueces. En otra ocasión, al defender a una muchacha que estaba siendo golpeada por su amante, Zadig termina enfrentándose con el violento hombre y en medio de la lucha lo asesina, ante los insultos de la joven que prefería verlo a él muerto y a su amante golpeándola. Zadig es juzgado y condenado a la esclavitud por derramar sangre humana. Pero el joven se repone, termina haciéndose amigo y consejero de su amo hasta que la desgracia lo vuelve a rondar. Y continúa de este modo la historia del pobre Zadig, un hombre sabio y justo, que tropieza a cada paso con la desgracia y el infortunio, con la maldad, la envidia y la codicia humanas. ¿Cuál será su final?



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