El Mercader De Venecia
(William Shakespeare)
Shakespeare compone con varias atractivas tramas esta comedia, en la que destaca el personaje del malvado judío, al que, a pesar de dotarle de todos los tópicos racistas típicos de la cultura cristiana de entonces, se le da una cierta dimensión autónoma, al presentar su punto de vista en ciertos momentos como el famoso monólogo: "¿No tiene un judío manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimenta con la misma comida, no es herido por las mismas armas, no está sujeto a las mismas enfermedades, no se cura por los mismos medios, no se enfría y se calienta con el mismo invierno y el mismo verano que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Y si nos ofendéis ¿no nos vamos a vengar?" También destaca el que la astucia que hace resolver el conflicto que se plantea venga aportada por una joven mujer (disfrazada de abogado). Para poder cortejar a la bella y rica huérfana Porcia, el galán Bassanio, noble pero arruinado, pide un préstamo a su amigo el mercader Antonio. Éste, que tiene todo el dinero invertido en sus naves mercantes, le ofrece hacer de mediador ante su enemigo el prestamista judío Shylock, que acepta darle 3.000 ducados con la condición de que, si no los devuelve en tres meses, tenga la opción de arrancárle él mismo una libra de su carne junto al corazón. Gracias a este dinero, Bassanio puede de esa forma entrar en una especie de rifa que ha dispuesto el difunto padre de Porcia: abrir uno de tres cofres, de manera que si encuentra dentro el retrato de la muchacha, podrá casarse con ella. Los anteriores pretendientes han preferido los cofres de oro y plata y han perdido. Bassanio escoge el de plomo y consigue la mano de la rica Poncia. Sin embargo, el plazo del reintegro del préstamo llega y Antonio no tiene más que la noticia de que sus barcos se han hundido, por lo que intenta que Shylock sea comprensivo con él. Pero enfurecido además por la huida de su hija con su novio cristiano, Shylock no atiende a razones y exige ante el Dogo que se le permita arrancar la libra de carne de Antonio que le otorga el contrato firmado. Disfrazada de abogado, la astuta Poncia consigue arreglar la situación: el judío tiene derecho a arrancar la carne que dice, pero sin derramar ni una gota de sangre, puesto que el contrato no le faculta para ello. Con esa premisa, Shylock renuncia y dice aceptar el dinero. Sin embargo, en aplicación de otra ley que castiga el intento de asesinato por medios directos o indirectos, el Dogo proclama que el judío queda castigado a dar al estado la mitad de sus propiedades y la otra mitad a Antonio, quien afirma cederla a la prófuga hija de Shylock a cambio de que éste se haga cristiano. Como remate, la disfrazada Poncia exige a su novio, como pago por su intervención como abogado, el anillo de compromiso, y éste, aunque a regañadientes, se lo tiene que entregar. Cuando llega a casa Poncia, ahora ya sin disfraz, finge enfadarse y dice que por haber regalado su anillo al juez, ella también le dara el regalo de permitirle pasar una noche con ella, aunque poco después descubre la broma y nada enturbia el final feliz de la comedia.
Resumos Relacionados
- Dios Salve Su Lma
- O Mercador De Veneza
- El Quijote
- O Mercador De Veneza
- Vertigo Y Futuro
|
|