Aladino Y La Lámpara Maravillosa
(Donanfer)
Aladino y la Lámpara Maravillosa Érase una vez una viuda que vivía con su hijo, Aladino. Un día, un misterioso extranjero ofreció Al muchacho una moneda de plata a cambio de un pequeño favor y como eran muy pobres aceptó. -Sígueme - respondió el misterioso extranjero. El extranjero y Aladino se alejaron de la aldea en dirección al bosque, donde este último iba con frecuencia a jugar. - ¡No recuerdo haber visto esta cueva! -exclamó el joven- ¿Siempre a estado ahí? El extranjero sin responder a su pregunta, le dijo: -Quiero que entres por esta abertura y me traigas mi vieja lámpara de aceite. . -De acuerdo-le traeré su lámpara, - dijo Aladino mientras se deslizaba por la estrecha abertura. Una vez en el interior, Aladino vio una vieja lámpara de aceite que alumbraba débilmente la cueva. Cual no seria su sorpresa al descubrir un recinto cubierto de monedas de oro y piedras preciosas. "Si el extranjero solo quiere su vieja lámpara -pensó Aladino-, o está loco o es un brujo. -¡La lampara! ¡Tráemela inmediatamente!- grito el brujo impaciente. -De acuerdo pero primero déjeme salir -repuso Aladino mientras comenzaba a deslizarse por la abertura. ¡No! ¡Primero dame la lampara! -exigió el brujo cerrándole el paso -¡No! - gritó Aladino. -¡Peor para ti! Exclamo el brujo empujándolo nuevamente dentro de la cueva. . Era el brujo que hacia rodar una roca para bloquear la entrada de la cueva. Una oscuridad profunda invadió el lugar, Aladino tuvo miedo. Mientras pensaba en la forma de escaparse, distraídamente le daba vueltas y vueltas. De repente, la cueva se lleno de una intensa luz rosada y un genio sonriente apareció. -Soy el genio del anillo. ¿Que deseas mi señor? Aladino aturdido ante la aparición, solo acertó a balbucear: -Quiero regresar a casa. Instantáneamente Aladino se encontró en su casa con la vieja lámpara de aceite entre las manos. Emocionado el joven narro a su madre lo sucedido y le entregó la lámpara.. -Soy el genio de la lámpara. ¿Que deseas? La madre de Aladino contemplando aquella extraña aparición sin atreverse a pronunciar una sola palabra. Aladino sonriendo murmuró: -¿Porque no una deliciosa comida acompañada de un gran postre? Inmediatamente, aparecieron delante de ellos fuentes llenas de exquisitos manjares. Aladino creció y se convirtió en un joven apuesto, y su madre no tuvo necesidad de trabajar para otros. Un día cuando Aladino se dirigía al mercado, vio a la hija del Sultán que se paseaba en su litera. Una sola mirada le bastó para quedar locamente enamorado de ella. -Iré a ver al Sultán y le pediré para ti la mano de su hija Halima- dijo ella. Como era costumbre llevar un presente al Sultán, pidieron al genio un cofre de hermosas joyas. La madre desconsolada, regreso a casa con el mensaje. - Tal vez el genio de la lámpara pueda ayudarnos -contestó Aladino. Como de costumbre, el genio sonrió e inmediatamente obedeció las órdenes de Aladino. Instantáneamente, aparecieron cuarenta briosos caballos cargados con cofres llenos de zafiros y esmeraldas. Esperando impacientes las órdenes de Aladino, cuarenta Jinetes ataviados con blancos turbantes y anchas cimitarras, montaban a caballo. -¡Al palacio del Sultán!- ordenó Aladino. El Sultán muy complacido con tan magnifico regalo, se dio cuenta de que el joven estaba determinado a obtener la mano de su hija. Poco tiempo después, Aladino y Halima se casaron y el joven hizo construir un hermoso palacio al lado del Sultán (con la ayuda del genio). El Sultán se sentía orgulloso de su yerno y Halima estaba muy enamorada de su esposo, atento y generoso. Pero la felicidad de la pareja fue interrumpida el día en que el malvado brujo regreso a la ciudad disfrazado de mercader. -¡Cambio lámparas viejas por nuevas! -pregonaba. Las mujeres cambiaban felices sus lámparas viejas. -¡Aquí! -llamó Halima-. Tome la mía también entregándole la lámpara del genio. Aladino nunca había confiado a Halima elsecreto de la lámpara y ahora era demasiado tarde. El brujo frotó la lámpara y dio una orden al genio. La pobre Halima, viéndose a merced del brujo, lloraba amargamente. Cuando Aladino regreso, vio que su palacio y todo lo que amaba habían desaparecido. Entonces acordándose del anillo le dio tres vueltas. -Gran genio del anillo, ¿dime que sucedió con mi esposa y mi palacio? -preguntó. Tráemelos de regreso inmediatamente -pidió Aladino. . Poco después, Aladino se encontraba entre los muros del palacio del brujo. -Shhh! No digas una palabra hasta que encontremos una forma de escapar -susurró Aladino. Halima debía encontrar la manera de envenenar al brujo. El genio del anillo les proporciono el veneno. Esa noche, Halima sirvió la cena y sirvió el veneno en una copa de vino que le ofreció al brujo. Casi inmediatamente este se desplomó inerte Aladino entró presuroso a la habitación, tomó la lámpara que se encontraba en el bolsillo del brujo y la frotó con fuerza. ¿Podemos regresar ahora? -¡Al instante!- respondió Aladino y el palacio se elevó por el aire y flotó suavemente hasta el reino del Sultán. El Sultán y la madre de Aladino estaban felices de ver de nuevo a sus hijos. Una gran fiesta fue organizada a la cual fueron invitados todos los súbditos del reino para festejar el regreso de la joven pareja. Aladino y Halima vivieron felices y sus sonrisas aun se pueden ver cada vez que alguien brilla una vieja lámpara de aceite. Donanfer
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