La Virgen De Los Sicarios
(Fernando Vallejo)
En apenas cien páginas, Fernando Vallejo realiza una interesante mirada a la ultraviolencia de Medellín, con una historia que lanza en cuatro trazos, entre un torrente de comentarios propios, con indudables excesos socarrones y naricisistas, aunque con una prosa ágil, pintoresca y veloz. El propio escritor se coloca como narrador y protagonista de una visita a su tierra natal, después de varias décadas de ausencia, donde inicia relaciones con el efebo Alexis, adolescente con un pasado de "sicario" o asesino al servicio de los mafiosos locales en el que ha liquidado a más de doscientas personas. Aunque ahora anda medio retirado, Alexis muestra una tendencia casi enfermiza a solucionar todos los problemas, incluso el de un vecino ruidoso o un taxista arrogante, disparando a la gente en el lugar donde el cura les pone la ceniza en el miércoles después de carnaval. Como todos los sicarios, Alexis lleva el cuerpo lleno de escapularios y mantiene un curioso hábito de visita a las iglesias. Sin embargo, cuando el escritor le pide que mate a un perro herido para aliviar su sufrimiento, el muchacho se declara incapaz de hacerlo y es él mismo quien tiene que ejecutar al animal. El escritor observa con más curiosidad que asombro lo lejos que ha llegado el cáncer de la delincuencia violenta en el país. Un muchacho, casi niño, le dice que quiere tener un hijo para que le vengue, aunque todavía no sabe de que tendrá que vengarle, pero de lo que sea, y Vallejo se felicita irónicamente por que el país cuente con una juventud tan previsora. Más allá del dolor, el escritor y protagonista ha alcanzado una postura escéptica y catastrofísta, incluso cínica y burlesca, ante el cotidiano desastre de Medellín. Nada puede hacerse sino correr lejos. La situación se alimenta de sí misma, nadie es inocente, la gente no merece otra cosa que lo que tiene y el más listo es el que más se aprovecha, el primer atracador de Colombia es el estado, el primer payaso y delincuente su presidente, Dios no existe y si existe es la gran gonorrea y la herencia española no ha dejado otra cosa que pereza y ventajismo. Después de haber liquidado a varios muchachos por venganza, Alexis cae ante las balas de otro que le pilla por sorpresa. El escritor pasa una crisis de varias semanas y después inicia relaciones con otro muchacho, Wilmar, también delincuente y asesino. Gracias a uno de los amigos de Alexis, el narrador descubre que Wilmar es el asesino de aquél, y planea una venganza con el revólver que a la hora de la verdad es incapaz de cumplir. Wilmar no niega haber matado a Alexis y alega que lo hizo para vengar a su hermano, al que aquél había despachado. En lugar de matarle, el escritor le propone marcharse con él del país. El chico acepta, pero cuando va a su infernal barrio a despedirse de su madre es asesinado
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