Tercera Entrega; De Luz Pura 
(MERCEDES C. M.)
  
...que esta   característica surja deban de mediar millones de años de evolución y discurrir   especialmente indica a sus investigadores que estudien a fondo los lugares más   extraños y las cosas mas alejadas de parecer vida con las que se encuentren.      - En realidad la   vida no es otra cosa que energía organizada de diferentes formas. Pero una cosa   es buscar vida y otra es buscar vida inteligente. Es posible que para por una   determinada línea evolutiva, aunque esta no tiene porqué ser única, pueden ser   varias según el lugar en el que surjan y tener sus características propias -   reflexionó ella-.      - Si, pero   además yo diría que la semilla de la inteligencia viene ya dada en cada forma   de vida, por ejemplo un chimpancé es muy parecido al ser humano y en el aspecto   genético hay muy poca diferencia, pero el tiempo juega en su contra suponiendo   que algún día pudiera llegar a coger la misma línea de evolución de los   humanos: siempre el hombre iría por delante en la evolución. Tampoco se conoce   que haya existido el hombre ave, con lo cual el humano también se ha perdido   posibilidades por seguir un camino y no otro. Si hubiera existido el hombre   reptil, pongo por caso, se habrían encontrado restos arqueológicos y no ha sido   así -apuntó él-.          Ella sonrió dejando ver sus graciosos dientecillos.       - Como verás me   cuesta desconectar de mi trabajo pero es un tema que me parece   apasionante.-afirmó ella-      -   Eso ocurre cuando los límites del trabajo y   una apasionante afición no están muy definidos. Reconoce que a nosotros nos   pasa un poco eso.           Es curioso pero estaban hablando del tema en el que ella estaba   trabajando. Estaba investigando sobre la vida: especialmente sobre un   determinado tipo de energía que albergaba la vida humana. No estaba demostrado   que ese tipo de energía perdurara después de la muerte. Su meta era estudiar   esto con el método de la ciencia pero de una forma abierta.       - ¿Señorita Durrel?       - ¿Si? -contestó ella-      - Un telegrama   ?dijo el chico mientras se lo daba-      Le habían concedido el permiso para   hacer sus investigaciones en el cementerio. Se dirigió a su habitación, recogió   sus cosas y tras comunicar en recepción que se marchaba se fue a la salida del   barco. Tomó un coche para que la llevara al aeropuerto. Tras un breve periodo   en el avión, llegó al Cairo. Ya en el hotel cogió  algunas cosas, las metió a un bolso y se dirigió a una parada de   taxi. El tráfico era muy complicado y la carretera iba muy llena pero la calle   por la que se metió el coche iba casi vacía. El conductor miraba el papel con   la dirección que le había dado y la observaba por el retrovisor con curiosidad.      - ¿Conoce usted   este viejo cementerio? -preguntó el taxista-      - No, es la   primera vez que vengo a esta ciudad. Me gustaría asegurarme, ¿este plano es   correcto?       Cuando paró el coche ella le acercó el plano para que lo viera .Le   dijo que el plano estaba bien, pero le advirtió que en aquel cementerio había   gente viva que había hecho su hogar de algunos rincones y se podía llevar algún   susto. Ella se fijó en la cara del joven y parecía decir la verdad, además ya   había oído algo ella por otro lado. Decidió contratarle para que la acompañara.   Le dijo que estarían toda la noche. Ajustaron el precio de antemano, le habían   advertido que este era un detalle importante en esta ciudad y pasó a explicarle   en que consistía su servicio.      - ¿Cuál es tu   nombre?      - Alí -contestó   el árabe-      - Bien Alí, tu   trabajo consiste en acompañarme y ayudarme con las grabaciones que voy a hacer   en este lugar, para lo cual deberás estar en silencio. Si se presenta alguna   situación con relación a la gente que vive en el cementerio tú sabrás como   ayudarme a resolverla.      - No suele ser   gente peligrosa pero siempre hay excepciones.                 El egipcio cerró el coche y cogió la cazadora que llevabaen   el maletero, su fuerte corpachón entró en la prenda de abrigo como en un   guante. Daba la sensación de ser deportista habitual. Tenía manos bien cuidadas   y bucles de pelo negro que caían hasta el límite de sus grandes ojos en los que   se leía  un brillo alegre que comunicaba   confianza. La silueta de casi dos metros de él contrastaba con la pequeñez de   ella. Las dos figuras se perdieron entre los árboles del cementerio mientras   las sombras de la noche iban cayendo sobre la ciudad. Sacaron de la bolsa los   aparatos de grabación, las linternas, un termo con café y un estuche negro.      Alí lo cogió y pregunto:      -           ¿qué contiene?      -           Un    nanomagnetocromatógrafo portátil con infrarrojos.      -           Fiuuu. ¡que aparatejo! ¡Y funciona con batería! Es un sueño.      -           Espero que nos proporcione datos sustanciosos.           Después de montar todas las grabadoras, lo que seguía era absolutamente   monótono. La monotonía solo era alterada por el cambio de las cintas de   grabación.           Comenzó a bajar la temperatura según avanzaba la noche. El viento   arreció en rachas y esto potenciaba el frío por lo que Durrel se puso el parca.   Parecía mentira, de día hacía más de 40º.                Alí sirvió un par de cafés y le acercó uno.                      Continuará.                                   Escriba su sinopsis aquí.  
 
  
 
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