Resumo de La Potencia Del Corazon: Rios En El Desierto

Recuerdo vagamente que en mi diario caminar un cierto día semejante a noche sin luna; mi boca fue enmudecida de pronto y mi corazón fue abatido con extenuante confusión. Un rostro palidecido cual niebla en plena primavera la respuesta al encuentro con uno al cual no conocí. Sus ojos inmutables traspasaron mi atónita mirada cual avalancha atraviesa en lo alto de la montaña y alcanza lo mas profundo del valle. A ínfimo suspiro hundió su daga en mi costado y caí como quien cae en sueño, como sueño del que no se puede despertar; aquellos de los que no se quiere volver a tener más memoria.

Descendí como quien desciende en un cieno muy profundo, denso; amargo como hiel. ¡De mi se enseñoreaba el terror! Aun así nada me alentó a salir; a huir de aquel lugar desolado y alejado del calido aire que da vida, privado de cualquier luz que me pudiese guiar.
Entonces fui arrastrado y llevado por aquella paz que me otorgo mi dolor, inmenso dolor ardiente y olor a muerte. En un solo instante pase a ser como el árbol caído; privado de vida y de toda esperanza de florecer jamás. El cual yace después en los mismos suelos que lo formaron y ahora lo reclaman para morada de toda clase de alimañas.
"OH que será de ti ahora que no importando tu robustez ni tu grandeza fuiste cortado de entre los demás para ser contado con los que ya no son?.

No obstante mi ser se turbo aún más, cuando de entre mis escombros descendiste hasta el abismo en el que me pusiste. Y bajaste y encajaste nuevamente la agudeza de tu hoja para atormentarme una vez más.
Acaso no fue bastante para ti o poderoso varón sin rostro haberme quitado de entre los mortales para ahora continuar mi agonía observándote a la cara y no hallar en ella imagen alterada.
Porque no te conmoviste de mi dolor ni por mi virtud indagaste, sino que adelantaste ante mi tu paso y me despojaste de todo cuanto fui. Y ahora; aquí en mi lecho de muerte me llamas para levantarme, para erguir mi cuerpo y andar como antes anduve y sonreír a mis enemigos.

Fatal es mi sendero e incierto mi camino; como a ave que le son cortadas sus alas a medio vuelo caigo para no hallar más que el fin de mi camino. Me has puesto por nada para ser aun menos que esto.
Pero sabe algo: que reverdeceré y mis hojas retoñaran a la vida y mis alas crecerán para poder volar y volveré de entre los incontados para sentarme en mi trono y ser rey de mi corazón y castillo de mi alma y mi fin jamás será hallado; pues entenderé la razón de mi agonía y la grandeza de mi potestad.

Solo el que escudriña, solo el que busca en donde nadie cree hallar, solo el que intenta hasta donde todo parece perdido alcanzara lo que yace oculto. Escondido de los que no saben nada y de los que creen saber todo. Encubierto para quienes no podrían reconocer su inmejorable valor, alejado de los que no lo llevarían consigo.

Olvidado por todos y presto para solo un puñado; locos que encontraron en la vida el secreto de su juventud, el tesoro mas valioso jamás contado; con el cual el ansia de poder perece.
Más brillante que el oro mejor pulido y más valioso que montañas de insípidos diamante. A la simple vista de todos y a la vez tenido por nadie. Codiciado por miriadas de millares de quienes lo conocen y lo han visto; pero descartados de su beneficio.
Que seria si todos lo pudiesen ver; si todos en este mundo conocieran su mapa: maduros e inmaduros, jóvenes y ancianos, varones y mujeres.

Con matemática exactitud alcanza y sobraría para todos durante un incalculable tiempo y más tiempo aún. Pero será pues un relato; una simple leyenda de la verdad de unos cuanto. No obstante aun de los que lo encontraron existe expectativa de reprobación, así es que agudiza tu oído, dirige tus ojos a lo invisible y llovera en tu desierto.

?Las cosas mas valiosas en este mundo están siempre escondidas; aguardando para muy pocos?.

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