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El Quinto Mosquetero
(Donanfer)

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El Quinto Mosquetero Alejandro Dumas fue un monstruo de la naturaleza. Parece imposible que haya sido el autor de mil cuatrocientos títulos, entre novelas, obras de teatro y libros de viaje. Aunque lo hayan asistido colaboradores con materiales, información e ideas, todos sus productos llegaron a la imprenta escritos con su propia mano, que hacía correr la pluma a velocidad de vértigo. Después volvía a gozar de manjares, de buenos vinos y de las caricias de mujeres que se morían por su amor. Estuvo inmerso en la historia de Francia por la conflictiva relación que tuvo su padre con Bonaparte y por su amistad con el hijo del rey Luis Felipe. Recorrió el Mediterráneo de una margen a la otra, fue adorado por jeques del desierto y luchó con Garibaldi por la unidad de Italia. Padeció extrema pobreza, se hizo inmensamente rico, construyó el espléndido palacio de Montecristo y perdió todo hasta quedar en la última miseria. Henri Troyat nos ha regalado una sabrosa biografía de esta personalidad irrepetible. Esa terrible saga había empezado cuando a fines del reinado de Luis XV un noble francés que había despilfarrado su fortuna viajó a Santo Domingo, compró una plantación y se procuró una concubina entre las esclavas más bonitas. Se llamaba Marie Cessette. Resultó ser muy inteligente y se convirtió en la administradora de la finca, lo cual le valió el sobrenombre de Marie du Mas (María de la finca). Du Mas se condensó en Dumas. Ella le dio varios hijos, pero el mayor, llamado Thomas Alexandre, era tan vigoroso e ingenioso que su padre le tomó gran cariño, pese a su tez oscura y a su cabello ensortijado. Un huracán devastó las plantaciones y después una epidemia mató a millares de sobrevivientes, incluida Marie Dumas. Arruinado, el francés decidió regresar a Europa, pero como no tenía dinero para el pasaje, vendió a los hijos que había tenido con Marie. Respecto del mayor, se reservó el derecho de retroventa antes de que pasaran cinco años. En Francia obtuvo una herencia importante y, por culpa o por nostalgia, recuperó a su hijo natural. Presenció la caída de Napoleón, el ascenso de Luis XVIII y los inútiles reclamos de su madre por una pensión modesta. Un día le confiaron que el duque de Orleáns buscaba un empleado de confianza para copiar documentos secretos. Se tornó amigo de su hijo y, pese a sus ideales republicanos, estuvo cerca del trono cuando el duque se convirtió en rey. Las mujeres caían en sus brazos y su departamento se llenaba de flores. Su agilidad no era de este mundo. Su producción era industrial. Fue amigo, compinche y rival de Victor Hugo, con inalterable respeto y parpadeos de envidia recíproca. Fue así: el primer hijo natural de Dumas, también llamado Alejandro, alcanzó fama con su culebrón autobiográfico, titulado La dama de las camelias. Alejandro hijo se lo contó a su padre, quien a su vez se lo trasmitió a la escritora. Alejandro Dumas le hizo el favor y George Sand cometió el sacrilegio de quemarlas una a una. Participó en varias batallas suscitadas por la anarquía política y tuvo papeles decisivos ?quizás imitando a su fabuloso padre? en riesgosas misiones contra amotinamientos en varias regiones del país. Insistía en que era un "republicano social", opuesto a los "republicanos revolucionarios", autores de los peores extravíos y desgracias. En Suiza, acompañado por una de sus amantes, conoció a Chateaubriand y Hortense de Beauharnais, madre de Luis Napoleón Bonaparte, que sería luego emperador, y confraternizó con ellos. Recorrió gran parte de las ciudades costeras italianas. En Nápoles visitó la prisión donde habían maltratado a su padre y disfrutó en el Teatro San Carlo el estreno de la ópera Norma, de Bellini, a cuya cantante sedujo pese a que ella tenía muy cerca al novio. Dumas era tan famoso que lo recibió en Roma el papa Gregorio XVI, quien le preguntó cuál sería su próxima obra. El escritor respondió: Calígula. El Papa tragó saliva, pero le obsequió un rosario con carozos de aceitunas recogidas en el Monte de los Olivos. Como si no fuera suficiente el río de escritos que generaban sus manos, al volver fundó el diario independiente La Mousqueterie, sobre hechos de actualidad. El lo llenaba en un noventa por ciento. Alejandro Dumas, descendiente de esclavos, supo gozar como pocos de la libertad. Incluso de la de innovar en la literatura y gozar de las más variadas ofertas de la vida. Donanfer .



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