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¿donde Se Encuentra La Sabiduría?
(Harold Bloom)

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¿Dónde se encuentra la sabiduría?.
 
En una sociedad secularizada, pletórica en saberes y especializaciones ¿qué significa encontrar la sabiduría?. ¿Acaso no es un afán excéntrico, un desliz premoderno, un objeto de la hilaridad?. No obstante, la actual cascada de esoterismos de bisutería y varia vulgata de la espiritualidad parecen confirmar a Harold Bloom (Nueva York, 1930) quien afirma: ?Seamos devotos o no todos aprendemos a anhelar la sabiduría allí donde pueda encontrarse?. Así, en su libro, el custodio del canon literario realiza ?tono divulgativo y acostumbrada pericia analítica? un proteico reciclaje de la literatura sapiencial de occidente que, para él, va de la literatura hebrea a Proust. Los ensayos que lo conforman son mecanismos persuasorios porque  su pretensión es, sin dogmatizar (recordemos que él es enemigo indicativo del ruido de las ideologías) ?ofrecer normas que atraigan a hombres y mujeres instruidos, lectores corrientes?. En prosa, casi conversacional, logra profundizar en sus tema: ?Búsqueda de sabiduría combinada con excelencia estética?. El autor de El libro de J.  nos acerca a fragmentos claves de obras clásicas, con tal familiaridad hermenéutica, que produce en el lector gran cercanía con autores y textos. Nunca escatima su valoración ni sus intensidades emocionales como lector: no sólo alecciona, también entusiasma.
Lo sapiencial es un interregno textual que comparten antiguos y modernos, profesa el autor del célebre El canon occidental. Bloom ejerce la glosa, el análisis comparativo y abunda en referentes críticos, también canónicos, para exponer sus muy selectas lecturas.  En ?El poder de la sabiduría?, primera parte, comienza por la tradición hebrea ?Pirke Aboth (Los Dichos de los Padres), la Mishnah (La Tora Oral) y fundamentalmente el Libro de Job y el Eclesiástico?. Ya en Grecia se suma a ?la riña más atormentada, es la que enfrenta a poesía y filosofía?: esa fecunda disputa cuyas zonas de sabiduría emblematizan Homero y Platón; al seguidor de Bloom le será fácil deducir por quién se inclina, por lo que su interrogación ?¿Es la poesía, la más elevada una corrupción del intelecto?? es casi un guiño irónico que, más tarde confirma con un: ?Cualquier poema importante es un texto sapiencial?. Termina con una exposición en contrapunto (las diferencias Quijote-Hamlet y Sancho-Falstaff) incluye a Shakespeare y Cervantes como ?los maestros de la sabiduría en nuestra literatura moderna?. El creador de  ?La Biblia española? según Unamuno, y el de El rey Lear son creadores que nos ?ponen cara a cara frente a la sabiduría de la grandeza?: esa es su verdad estética. Sus artificios son la representación de un deseo de trascendencia ?laica y literaria y no católica?.
En la segunda parte ?Las más grandes ideas son los más grandes acontecimientos? Bloom dirige su escrutinio a Montaigne ?mentor sabio, que nos da fuerza para vivir nuestra vida? y a Francis Bacon ?firmemente convencido de que poseía verdad y sabiduría que comunicar?. Ambos son sapienciales, es decir, escritores de aforismos morales. En ellos vemos como se percibe desde ?La abrumadora franqueza de la sabiduría? en el primero y desde la  antipatía calculadora de un demonio interno en el segundo. Comparten este heterogéneo recuento Samuel Johnson, autor de La historia de Rásselas, príncipe de Abisinia y Goethe autor de Fausto  cuyos ?poemas se convierten en literatura sapiencial?; Emerson, otro ensayista de la experiencia y extraordinario ironista; y ese soberbio escritor fragmentario que es Nietzsche auspician también este género. Cierra esta sección con quienes asume como literatos sapienciales del siglo XX: Freud y Proust. Como se ve para Bloom pocos de los aspirantes a la sabiduría son filósofos. En ?Sabiduría cristiana? ?tercera parte? para equilibrar la balanza, con lo laico supongo, habla del Evangelio de Tomás (apócrifo, según el catolicismo), cuyo conocimiento (gnóstico) está ?al alcance de todo cristiano, judío, humanista o escéptico, quien quiera que sea? y cierra con San Agustín de Hipona autor de  Ciudad de Dios, figura centrípeta de la sabiduría cristiana y precursor de la primacía del conocimiento sobre la creencia.
En esta, que es sólo un atisbo de una antología del fragmento, Bloom nos aproxima a varias vetas: El temor a dios del Libro de Job; ?la sabiduría de la aniquilación? del Eclesiastés; la fuerza del hombre común ?para vivir nuestra vida? que es la sapiencia ?que Montaigne ensalza...?; el conocimiento racional-esotérico de Bacon; la sabiduría negativa de ?el libre artista de sí mismo? de la tragedia de Shakespeare;  la estética de la crueldad del Ingenioso Hidalgo; la experiencia de una vida hiperculta culta y mundana de Samuel Johnson; la renunciación ? el no desear? de Goethe; ?la confianza en uno mismo? de Emerson y el ideal ascético-estético de Nietzsche son algunas de ellas. 
Estamos frente a un autor/lector experimentado y generoso que nos invita a saborear, en fragmentos lúcidos, sus hallazgos. Que nos concede atajos (nos previene frente a la vieja tentación de la filosofía como consolación) es rotundo: ?La literatura sapiencial no sirve de consuelo?. Este párrafo podría ser su quid: ?Si lo que buscas es una sabiduría que quede dentro de los límites de la razón y no algo que tenga que ver con el asombro, entonces vuelve a Platón y a su progenie, hasta llegar a Wittgenstein pasando por David Hume? ¿Dónde la sabiduría?. Hé aquí una sólida propuesta.



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