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Más Allá Del Bien Y Del Mal
(Friedrich Nietzsche)

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Más allá del bien y del mal se advierte que son casi idénticos. Sin embargo, el modo de verlos es distinto. La mirada «ilustrada» de la época anterior a Así habló Zaratustra ha sufrido ahora un cambio: el que procede de haber contemplado la figura del superhombre. El «espiritu libre», concepto capital en toda la filosofía de Nietzsche, es el lazo que une aquella primera época con esta otra posterior al Zaratustra. Mas ahora ese «espíritu libre» no es el mero «librepensador», sino un espíritu que está más allá del bien y del mal. Y ese estar más allá del bien y del mal deja sentir su influencia sobre todos y cada uno de los temas tratados.
Comienza el libro con una critica de «los prejuicios de los filósofos». La «voluntad de verdad», aparentemente desinteresada y contemplativa, queda desenmascarada como voluntad de poder; lo que nos mueve a risa en los filósofos es su falta de honestidad, dice Nietzsche, pues llaman «la verdad» a lo que no constituye más que su «fe», a la cuál ellos le han añadido, con posterioridad, unas razones justificadoras. Los filósofos son meros abogados de su creencia y, por tanto, gentes dispuestas a utilizar cualquier ardid con tal de que tal «convicción» salga triunfante. La contraposición entre el mundo real y el aparente, la creencia en el atomismo ( creer que se reduce a lo mínimo, de atomo) (sobre todo en el atomismo anímico), la creencia en el instinto de auto conservación como instinto capital de lo viviente, la creencia en los conocimientos inmediatos, en el sujeto, en la voluntad libre, son temas analizados en esta primera sección, cuya cima se encuentra sin duda en el aforismo 19.
«El espiritu libre» se estudia en la sección segunda, y su comparación con el «espiritu libre» anterior a Así habló Zaratustra muestra con claridad que la «repetición» del tema es una repetición desde una perspectiva muy distinta. La defensa de la verdad a toda costa, tan ensalzada en aquella primera época, queda aquí sometida a burla. Y la importante distinción entre una época premoral, una segunda moral y otra tercera extramoral de la humanidad servirá a Nietzsche para ulteriores planteamientos.
También la sección tercera es una repetición (Humano, demasiado humano, tiene, en efecto, una sección titulada La vida religiosa»). El descubrimiento de la rebelión de los esclavos en la moral es posiblemente la fórmula que más se ha divulgado. Pero hay otros análisis que revelan una extremada penetración psicológica, asi, por ejemplo, los de las distintas clases de pasión por Dios los de las relaciones entre filosofia moderna y religión , los de los distintos tipos de crueldad religiosa y los de la incredulidad. La sección cuarta, titulada «Sentencias e interludios», es una vuelta al aforismo breve y punzante, de larga tradición en Nietzsche. Y la quinta, asimismo una repetición («Para la historia natural de la moral» es aquí el titulo «Para la historia de los sentimientos morales» lo era en Humano, demasiado humano), señala las tareas de una nueva «ciencia de la moral», a la que Nietzsche dedicará el libro siguiente a éste, La genealogía de la moral.
El examen del «intelectual europeo» se diria hoy, llena la sección sexta. En ella Nietzsche señala los peligros que al surgimiento del verdadero filósofo opone el modo moderno de trabajar en la ciencia. En general, el hombre docto aparece nada más que como un animal de tiro (Veáse en Así habló Zaratustra, «De los sabios famosos») , nada más que como un espejo que se reduce a reflejar lo que a su lado pasa, para poder eludir el enfrentarse a si mismo.
«Nuestras virtudes» reza el título de la sección séptima. Y más que nuestras virtudes, nuestra virtud: la honestidad. En esta sección encontramos, de manera imprevista un largo tratado (aforismos 231 a 233) sobre la mujer, donde Nietzsche expone un serie de pensamientos que ridiculizan ante todo la «emancipación femenina» falsamente entendida. «Para un hombre profundo y ateo una mujer sin piedad resulta algo completamente repugnante o ridiculo» .
La sección octava es una de las más cercanas a la epoca en que fue escrita y constituye una crítica implacable de la politica de aquel tiempo y, ante todo, del Reich. La irónica conversación de dos viejos «patriotas» sobre Bismarck (aforismo 241), asi como los aforismos dedicados a los judíos (250-251) y los referentes a Francia, Inglaterra, Rusia, contienen, por un lado,análisis retrospectivos y, por otro, profecias que, leidas ahora, asombran por su agudeza.
La sección novena y última tiene como tema básico el del surgimiento de una nueva casta que pudiera sacar a Europa de su postración y su empequeñecimiento. Al europeo de aquella época contrapone Nietzsche el «buen europeo», en el cual se encarna ahora el «espiritu libre». Ese es uno de los escalones por los que poder ascender hacia el superhombre. Como lo son también esos nuevos filósofos que están apareciendo en el horizonte y a los que Nietzsche alude desde el principio hasta el final.



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