Perro De Agua
(Evangelina Da Fonseca)
Se trata de un perro que nació del agua. De un agua de mar salada como es el agua de mar. Fue una tarde de oleaje bravo frente a las costas de una playa bonaerense. Desapercibidamente hizo su aparición el can. Nadie advirtió aquel parto acuático en la arena, ni la líquida sustancia que de allí surgió. Un perro de agua liviana; animal taciturno de corpórea transparencia.Caminó hasta los médanos de pasto crecido. Contempló un rato largo el mar que lo había parido y cuando consideró suficiente su voluntad observadora, se tendió sobre la arena caliente a tomar sol. En una de esas, tostándose un poco adquiría algo de color y encontraba alguien Con quien relacionarse.El sol ultravioleta quemaba y quemaba, así que el perro de agua empezó a sentir calor. Se hacía más delgado cada vez, su liquidez lo estaba consumiendo. Se sentía mal. Para colmo ?de mares? ni los salpicones de las olas lo saludaban. Pensó que su existencia debía haber sido un error de la naturaleza, un error físico y cuántico. Lo confirmó sintiéndose único en su especie. Ya desahuciado de calor corrió como pudo hacia la orilla del mar para refrescarse. Y así comenzó su aventura: mirando el horizonte se dio cuenta de que había otras orillas, otras costas y otras playas de un mismo mar y que si en Buenos Aires no había perros de agua, sí podría haberlos en Montevideo o en Lima... y en el río? Quizá no hiciera falta viajar tanto! Respirando hondo se metió al agua de una zambullida.Ahí va el perrito, ya lleva leguas de nado sin parar. Nadie lo ve. Nadie sabe que vive. Sólo la ilusión de otras costas lo alienta a seguir. Sí, es verdad que si en aquella gran playa bonaerense no tuvo quien lo reconozca como tal se hace difícil que tenga éxito en algún otro sitio. Pero mientras el mar quiera él va a seguir viajando. Y quién dice que no se termine saliendo con la suya.
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