Resumo de El Arte De Viajar

Cada cabeza es un mundo, reza con sabiduría el viejo refrán. Cada uno de nosotros posee sus propios lugares conocidos, deseados, temidos y misteriosos. Cada quien se encuentra, las más de las veces, viajando por sus senderos propios. El destino, el paso y la manera de conciliar ambos, resulta infinitamente variado; y es que, como cada quien es un mundo, sólo quien viva en el suyo conoce sus propias fascinaciones y la manera en que las vive. Somos viajeros constantes, sin importar la distancia recorrida o los adornos que le brindan la majestuosidad a nuestros paisajes. Generalmente el viaje comienza, al menos metafóricamente, con un paso, aunque el tamaño del mismo se halla definido sólo por el andante quien lo da. A veces los pasos más profundos y largos resultan aquellos encaminados hacia el interior, el nuestro. Incluso podría decirse que la acción anterior al primer paso es la idea del viaje mismo. Antes de plasmar el viaje en acciones, como sucede con muchas cosas, usualmente lo vivimos primero en nuestra mente; y ahí, en ese mundo que es sólo nuestro y que podemos compartir o no con quien queramos, experimentamos también sensaciones que esperamos hallar en nuestra travesía. Como sea, generalmente viajamos a sitios que desconocemos, o a aquellos familiares en los cuales hemos encontrado refugio o bienestar. Sin importar las veces que visitemos los unos u los otros, solemos traer souvenirs con nosotros que nos recuerden lo vivido en aquellos andares. Sin embargo, en todo viaje necesitamos algo o a alguien quien nos guíe. Es así que para este fin encontramos a Alain de Botton y su tripulación, quienes en este libro nos conducen, mediante un lenguaje fresco y sincero, por las veredas de los diferentes tipos de viajes, propósitos y experiencias que podemos emprender y obtener de los mismos, ya sea desplazándonos o adentrándonos en nuestros propios senderos.Mano a mano con Botton, nos encontraremos con varios guías dependiendo del objetivo y el destino que tengamos en mente. Serán nuestros cayados a través de islas, selvas, desiertos, ciudades, carreteras, ideas y visiones. Recorreremos Sudamérica al ritmo de Von Humbolt; Egipto conducidos por Flaubert; incluso lugares mucho más cercanos y en ocasiones menospreciados u olvidados junto con Huysmans, entre otros muchos sitios. Pero quizá la gran cantidad y calidad de la tripulación que nos espera obedezca a que más allá de todos esos lugares maravillosos, serán compañeros silenciosos de nuestros lances secretos. Podremos preguntarnos y re plantearnos nuestra forma de viajar y la manera en que cada viaje influye en nosotros. Encontraremos que el espíritu de aventura puede hallarse en la contemplación de los lugares que, por su cotidianeidad llegan a perder su encanto. Habrá quienes nos recuerden que lo que aquello que miran nuestros ojos puede sobrepasarlos, dejándonos entonces sentir lo que hemos presenciado. En fin, Alain de Botton y su tripulación nos brindarán algunos lápices, pinturas, fotos, lienzos, mármoles, mapas, ideas, recuerdos y papeles que nos serán útiles para complementar o replantear nuestro arte de viajar.

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