Casa De Muñecas
(Henrik Ibsen)
Nora, la protagonista de esta obra de teatro, logra darse cuenta de una realidad que no muchas amas de casa pueden ver: Que no es un individuo completo, que todo lo que hace es para hacer sentir bien a los demás, que en su casa todo es apariencia. Cuando uno lee la obra le prodía parecer una lectura ligera, las converzaciones entre los personajes rayan en lo vanal y cotidiano, pero un lector mas atento, podrá notar las duras verdades que se esconden detras del delicado adorno de fantasía. Nora al final logra comprender que su casa es como una casita de muñecas, que sus hijos son sus juguetes, y que ella misma es una bella muñequita de porcelana, con la cual su marido juega a su antojo. Casa de muñecas es un fiel espejo de la realidad de las mujeres, que despues de siglos de avances tecnológicos e intelectuales, siguen siendo tratadas como muñecas: finas muñecas, hermosas sin duda, pero sin vida, sin sentimientos, sin otra función en la vida más que adornar. Tiene más de 100 años que se escribió la obra, y sin embargo, la desición final de Nora, sigue siendo demasiado atrevida para nuestro tiempo.
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