Resumo de The Family Of Pascal Duarte

La historia de Pascual Duarte es la historia de un corazón pesimista. Este español, este gallego, nos permite ver, en su escrito, no una justificación, no una simple semblanza de sí, no. Lo que Pascual quiere hacer es existir, obedeciendo a un sentimiento de recóndita humanidad que, escondido detrás de su orgullo, le impele a escirbir sobre él mismo, pero tambien sobre su medio y las costumbres de su pueblo. La novela, sin llegar a ser un muestrario de costumbres gallegas, es prolífica en la pintura de los modos de la época, de por sí ya convulsa y dramática en la azarosa historia española. Pascual Duarte es ante todo un hombre: así nos lo hace saber; es un hombre en franca rebelión contra su medio, contra su vida, contra aquello que se le impone. Su naturaleza dista mucho de ser la de un rebelde con matices políticos o sociales. Es un rebelde de la sensibilidad. La vida que le tocó no le gusta y por esto se violenta, pues, queriendo cambiar las cosas, queriendo controlar lo que por esencia no puede, procede furiosamente contra los que le rodean. Pero no es un buscapleitos, ni un cuchillero. Tanto Pascual Duarte, el personaje, como la novela misma, son la antítesis de la vulgaridad, si entendemos a esta como la recurrencia deliberada y exhibicionista a los lugares comunes; Pascual brinda desde sus primeras palabras la dimensión real de su vida, lo grotesca y prosaica que a algunos pudiera parecer, y al tiempo, lo única e inmanente que es su visión de la existencia, esa particular pasión fatalista, ese sentido del destino, y así, de la construcción de una filosofía de la muerte concebida como el recurso del hombre contra el dolor de estar vivo. Pascual Duarte es un ser sensible, amante de la armonía; irónicamente la ausencia de éstas le impone la necesidad de hacer algo. Le causa dolor el que no haya respeto por esas formas que la comunidad de gentes debiera considerar, y ese dolor no conoce puntos intermedios, no tardando en convertirse en odio; sí, el más puro sentimiento de destrucción lo agobia, lo consume, se apodera de él, le llega a los huesos, le hace temblar, y hace lo que hace, lo que nos cuenta y lo que no..., pero no se justifica, sigue adelante en el relato de sus miserias, con más valor del que cualquiera tendría siquiera para reconocerlas. Reconcentrado en su dolor nos cuenta lo que ha pasado por él, no por lo que ha pasado. Deja a su eventual lector la libertad de calificarle, sus palabras de autodefensa apenas son un esbozo, una guía que da para no ser juzgado incorrectamente, pero no para evitar la severidad de ese juicio, pues no le teme a esto. Esta es una historia de la virilidad, del honor, de España. Pero también es el grito de rabia de un hombre completo: un hombre que, de mediar las circunstancias adecuadas, habría superado las contradicciones de su carácter. Esa es su semblanza. Aunque queda la idea de duda, apenas insinuada, en el sentido de que solamente así como Cela deja hablar a Duarte, así, a través de esa forma novelesca tan rica, Pascual existe entre nosotros. Y es que un carácter de complejidad y reciedumbre tan manifiestas solo puede existir en la trascendencia de sus actos, de tal manera que, como en el manuscrito del preso Duarte, hay vacíos que se llenan solos en él.

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