Resumo de Niña Perversa - Isabel Allende

Niña perversa
Elena era unamuchachaescuálida, con la piel sin el resplandor de las niñas ermitañas. Nada en su aspecto revelaba sus sueños ardientes ni avisaba a la criatura excitada que en verdad era. Pasaba inadvertida entre los muebles ordinarios y los cortinajes despintados de la pensión de su madre que agotada por el calor y el trabajo de la casa, no tenía ánimo para devoción ni espacio para prestar atención a su hija, de modo que no advirtió cuando Elena comenzó a transformarse en un ser diferente. Pero cuando llegó Bernal a pedir un cuarto de alquiler, todo cambió para ella y también para Elena. La madre, cautivada por la inflexión presuntuosa del Ruiseñor impugnó sus propias reglas y lo aceptó en el lugarDesde ese instante las rutinas de la casa ya nunca fueron las de antes y desde ese día más de cerca de su madre. Elena pasó los días sucesivos en estado crepuscular. Cuando su madre notó su falta de apetito, lo imputó a la cercanía de la mocedad. El miércoles Elena sintió apetito por primera vez en casi una semana. Supuso que a esa hora su madre estaría en el mercado, y como era el día del pescado fresco se demoraría tardaría un buen rato en volver. Eligió ese momento para adentrarse en la casa. La puerta de Bernal se abrió de inmediato, y pudo ver al hombre descansando con la boca semiabierta y boca arriba. Elena recordó los gestos que había visto a su madre y mientras introducía los dedos bajo el elástico de los calzoncillos buscó la boca del hombre y lo besó como lo había hecho tantas veces frente al espejo. Bernal gimió aún dormido y enlazó a la niña por el talle con un brazo, mientras su otra mano atrapaba la de ella para guiarla y su boca se abría para devolver el besoElena pasó los siete años siguientes en un internado de monjas, tres más en una universidad de la capital y después entró a trabajar en un banco. Entretanto, su madre se casó con su amante y entre los dos siguieron administrando la pensión, hasta que tuvieron ahorros suficientes para retirarse a una pequeña casa de campo, donde cultivaban claveles y crisantemos para vender en la ciudad. Cuando recordaba el cuerpo pesado de su mujer, debía concentrarse en esas visiones, invocando meticulosamente a Elena, para despertar el impulso cada vez más difuso del placer.Elena tenía veintisiete años cuando fue a visitar la casa de su madre por primera vez, para presentarle a su novio, un capitán del ejército que llevaba un siglo rogándole que se casara con él.Bernal imaginó mucho cosas, ??lo único que no se le ocurrió fue que en vez de la criatura de fuego por quien él había vivido atormentado, aparecería ante sus ojos una mujer arisca y retraída. Bernal se sintió traicionado.. Y entonces el hombre, que había aguardado durante tanto tiempo esa oportunidad, retuvo a la mujer por un brazo y le dijo que todo había sido una escalofriante equivocación, que esa mañana él estaba dormido y no supo lo que había hecho ¿A qué niña perversa se refería? Para ella la infancia había quedado muy atrás y la angustia por ese primer amor contradicho estaba bloqueada en algún lugar inexpugnable de la memoria. No atesoraba ninguna reminiscencia de aquel jueves olvidado en el tiempoDonanfer

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