Viaje Circular
(Émile Zola)
VIAJE CIRCULAR Émile Zola Cuento Émile Zola es un escritor francés, nacido en París el 2 de abril de 1840 y muerto en esa misma ciudad el 29 de septiembre de 1902. Está considerado como el mayor representante del naturalismo.Hijo de un ingeniero italiano naturalizado y de madre francesa; al morir su padre la familia sufre graves problemas económicos, por lo que Émile deja sus estudios y en 1862 entra en la librería Hachette como dependiente.Escribe su primer texto y colabora con las columnas literarias de varios diarios, dando inicio a su carrera literaria. El autor aborda la historia de una pareja que se ha casado hace pocos días y que inmediatamente después, sin luna de miel ni un tiempo para poder gozar de su nuevo estado, comienzan a trabajar en el negocio de la Sra. Larivière que es la madre de la novia y viuda del Sr. Larivière. Esta mujer, es por demás despótica y no le permite a la pareja ni un instante de regocijo, hasta que el padre del muchacho aparece con unos pasajes para viajar a Normandía.De muy mala gana, la Sra. Larivière acepta que hagan ese viaje, que será la luna de miel de la pareja, pero en cuanto se hallan en la libertad y la soledad, Hortensia, da muestras de no poder soltar las amarras que la unen a la disciplina de su madre. No obstante ello Luciano Bérnard su esposo trata de hacerla cortar con esa disciplina y que se sienta más libre. Lo logra por esos días, pero con mucha dificultad para luego tomar conciencia que tienen que volver a su rutina anterior, junto a la madre de la muchacha y que no tienen escapatoria. El VIAJE ha sido en vano, Hortensia y su esposo, no han logrado ser libres en su viaje tan soñado. La historia comienza cuando ya han pasado ocho días que Luciano Bérard y Hortensia Larivière están casados.La madre de la novia la señora Larivière tiene un carácter más agrio que nunca, no tolerando que Luciano descuide sus quehaceres, al lado de Hortensia, ni un solo minuto, por lo tanto no acepta que realicen su viaje de bodas, que por otra parte en algún momento fue prometido. Sólo les permite tomarse un día, y les dice apretando sus labios delgadísimos: ?Pues bien, idos a pasar un día al bosque de Vincennes?.Cuando se hallan en momentos de intimidad, ya terminada la jornada laboral, lo mismo la Sra. Larivière aparece, al menor ruido, a preguntarles si están enfermos, y, ante cualquier distracción se pone a gritar de mal humor: -Es la muerte del comercio, caballero, compréndalo usted. ¡Sí, la casa está ya echada a perder! -Sin embargo -se atreve Hortensia a responder-, me parece que antes de casarnos se nos había prometido un viaje de novios. Luciano sale de la casa para evitar una querella. Por la noche, la primera pregunta que dirige a su esposa es: -¿Conoces Normandía? Hortensia responde: -Bien sabes que no; lo único que conozco es Vincennes; ¡lo único!El padre de Luciano aparece y les propone un viaje de bodas.La Sra. Larivière pregunta con tono angustioso al enterarse -¿Qué es eso? -.Se refiere a los billetes que el padre de Luciano lleva en sus manos al entrar en la casa. El padre de Luciano responde: -¿Esto? Pues esto son dos billetes de primera clase para hacer un viaje circular por Normandía... Vaya, hijos míos, un mes de alegría, un mes al aire libre... La madre de Hortensia está pálida, aterrada; y aunque deseosa de protestar, se calla y se muerde los labios. El viaje es para esta misma noche. -Está bien -declara ella con una rabia sorda-; ¡llevaos a mi hija!... Luciano y Hortensia se precipitan sobre los andenes buscando un compartimiento desocupado que, al fin de muchas vueltas, encuentran por su buena fortuna, y en el cual toman asiento preparándose a pasar bien la noche. El tren se pone en marcha. Hortensia vuelve la cabeza, desolada, afectando interés por el paisaje; pero, en realidad, sus ojos húmedos ni siquiera ponen atención en los árboles. Luciano busca un medio ingenioso para distraerla.Pronto se dan cuenta que el viaje está programado hasta en sus más ínfimos detalles. Una tarde Luciano deja escapar, en Cherbourg, estas palabras: "¡Creo que estaríamos menos tristes al lado de tu madre!... "De repente el tren se detiene en una estación insignificante cuyo nombre, dicho en alta voz por un empleado del ferrocarril, ni siquiera llega a sus oídos, y cuyo aspecto adorable hace, exclamar a Luciano: -Bajemos, bajemos de prisa. -Pero esta estación no está en la Guía -dice Hortensia, espantada. -¡La Guía! ¡La Guía! -responde el marido... La primera ocupación de Luciano consiste en arrojar su Guía en medio de un estanque. la calma y la libertad sonríen ante sus ojos encantados...-Puesto que nuestros billetes son aún válidos para ocho días -dice Luciano- pasemos aquí una buena semana. Cuando el señor Bernard los interroga, Luciano y Hortensia responden embrolladamente, diciendo que han visto el mar en Caen y la torre de Beurre en el Havre. ¡ni del Arsenal! -Ah -responde Luciano- el arsenal es muy pequeño y además tiene pocos árboles. Entonces la señora Larivière, siempre seca, siempre agria, alza los hombros murmurando: -Lo que es así no vale la pena de hacer viajes... Vamos, Hortensia, basta de locuras y al mostrador otra vez...
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