La Máquina De Bebidas
(Katia Gonzalez)
LA MAQUINA DE BEBIDAS Laura era una maquina dispensadora de bebidas, la del pueblo, la del único bar que existía en aquel pueblo, ubicado en el medio de la cordillera andina chilena. La de la única calle en todo el pueblo que tenia electricidad generada por la única planta generadora que funcionaba con petróleo.Pedro se había dado el gusto, y también se lo había dado a los demás vecinos, de comprar esta planta eléctrica con el único objetivo de poner a funcionar a ?Laura?.A ?Laura? la había comprado en uno de sus frecuentes visitas a la gran ciudad, porque allí, junto a esta maquina de bebidas, que ahora le había puesto nombre, había conocido a una grandiosa mujer, hermosa toda ella como sus grandes ojos azules y que por timidez y cobardía no se atrevió a preguntarle más que su nombre.Pero fue suficiente, quedó prendida de ella, de su rostro, de su sonrisa y de su voz. La perdió en el mismo instante en que quedó mudo de nerviosismo después de escuchar su nombre y no saber que más preguntar.Cuando reaccionó por el ruido de la puerta del sitio donde se encontraba que le indicó que se había marchado ante su mudez, se maldijo tanto a si mismo y para no sentir que lo perdía todo, compró la máquina de bebidas y le puso su nombre, ?Laura?.?Laura?, la máquina de bebidas, había mantenido su nombre y su carácter de objeto inanimado había desaparecido desde el mismo instante que Pedro la colocó en su bar y le hizo saber a todos que era una persona más entre los vecinos y habitantes de su pueblucho natal.La máquina, o mejor dicho ?Laura?, siempre se caracterizó por complacer a todos a cambios de monedas de cien pesos. Siempre sabia mágicamente, o quizás por costumbres y hábitos que la gente a su alrededor mantenía, la bebida que prefería cada persona que en ella depositaba una moneda.Y siempre la quisieron por ello, hasta que un día no lo hizo más. De repente una mañana uno de los asiduos bebedores de lo que ella les ofrecía, no recibió nada, no le devolvió ni la moneda que le había introducido antes y le aviso a Pedro con desespero, como si de esa bebida dependiera la buena fortuna y el bienestar de su vida en los momentos siguientes.Pedro pensó que bromeaba, ?Laura? nunca se había negado a nadie, ni tan siquiera a algún chico que solo tenía una moneda de cincuenta pesos y por lo que Pedro le había llamado la atención varias veces.Salió a ver con sus ojos lo que pasaba y su sorpresa fue tal al ver que ?Laura? no tenía ni tan siquiera las luces de neón encendidas que salió corriendo a revisar su planta eléctrica, pensando que era electricidad lo que le faltaba a su ?Laura?, pero otra sorpresa recibió al ver que todo estaba en orden, su planta funcionaba de maravillas, tenía combustible suficiente para tres días de electricidad continua y los cables de ?Laura? estaban correctamente conectados al tomacorrientes eléctrico.Entonces, ¿Qué pasaba? ¿Qué le ocurría a su ?Laura? que nunca se había negado ni a él ni a nadie de brindarle sus servicios?En estos pensamientos estaba absorto cuando escucho una voz que salía de la máquina expendedora de bebidas, de su querida ?Laura? que le decía: - Lo siento, Pedro, pero todos estos años te he complacido a ti y a los habitantes de este pueblo, sin recibir nada más a cambio que unas monedas, así que ha llegado el momento de parar de complacer a los demás y comenzar a complacerme a mi misma y para ello lo que deseo ahora es vivir.Y con estas palabras se desconectó del tomacorrientes y salió rodando sobre sus minúsculas ruedas en dirección a la salida del pueblo.Pedro no pudo hacer más que cerrar los ojos, atontado de la sorpresiva vida que su ?Laura? había adquirido y dejarla ir, sabiendo con tristeza, que nadie más los complacería a él y a sus vecinos de la manera que ?Laura? lo hizo.
Resumos Relacionados
- Juventud En Extasis
- Alrededor De La Ciudad
- Alrededor De La Ciudad
- Traducción Para: Short Scary Stories
- Memorias De Mis Putas Tristes
|
|