El Screto Del Gis Chino.
(Paulino Sabugal M.)
El secreto del gis chino.El escritor mexicano Paulino Sabugal M. es el autor de la serie ?Insectos?, de la que ya he comentado ?El Pescadito de Plata? y ?Luciérnagas sin luz?; leamos ahora uno más de sus textos, ?El secreto del gis chino?.Me llamo Olga, tengo cuarenta años, soy divorciada sin hijos y me gano la vida trabajando como cajera en un supermercado. Desde hace unos meses, he dejado de ver televisión, de leer o de salir por las noches con algún amigo porque tengo un entretenimiento que me apasiona: educar hormigas. Y es que ellas, como cualquier ser vivo, pueden aprender nuevas y diversas formas de comportamiento. Yo experimento con las hormigas de color rojo, cuya mordedura es muy dolorosa y para adiestrarlas me basta con agua azucarada y un gis chino. Si uno traza rayas sobre el piso con tiza, con crayón o con marcadores de cualquier color, las hormigas pasarán sobre las rayas, pero si los trazos se hacen con gis chino, los insectos se detienen, buscan nuevos caminos, o dan marcha atrás. Este gis no contiene ningún insecticida y carece de olor, es simple yeso que encierra un secreto que sólo los chinos y las hormigas conocen. Mis hormigas viven en un cubo de acrílico de paredes transparentes, no más grande que un buró. Son unas seis mil de diferentes edades; durante el día, transitan nerviosas por sus galerías, frotándose exasperadas entre ellas y contra las paredes de su prisión; padecen de sed y de hambre porque, para que estén dispuestas a su aprendizaje, no les doy agua, ni alimento durante las horas de luz natural. Es hasta entrada la noche, que les permito salir para que coman y beban; el agua azucarada las complace. Sin embargo, para satisfacerse, deben obedecer los caminos que les trazo con gis chino sobre el piso; al principio eran sólo rutas rectas, pero, conforme ha progresado su adiestramiento, ya son capaces de recorrer laberintos complicados, salvar obstáculos y hasta tomas decisiones entre distinto caminos. Cuando alguna me muerde, la mato y lo hago de tal modo que sirva de lección para todo el hormiguero. Los premios para las más cooperadoras son raciones especiales de agua azucarada y privilegios de tránsito. Esta noche, el camino desde el hormiguero hasta mi cama está trazado con precisión; ellas llevan cuatro días sin comer, ni beber y me he embadurnado todo el cuerpo con agua azucarada. Hace diez minutos abrí las puertas del hormiguero, apagué la luz y estoy esperándolas. A mi cuerpo desnudo solamente lo protege una delgada línea de gis. Veremos quien puede más, si el gis o su voracidad.
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