Luciérnagas Sin Luz.
(Paulino Sabugal M.)
Luciérnagas sin luz.En el bosque, las luciérnagas se confunden con las chispas de alguna hoguera lejana; cerca de los camposantos, con fuegos fatuos y ha habido astrónomos infantiles que las toman por lluvias de meteoritos. En algunas regiones de Latinoamérica, las llaman ?cocuyos? y, en una época, estos insectos fueron de interés para los biólogos por reunir en sus diminutos cuerpos la vida y la luz.Sin embargo, durante el día, la ?Lampyris Nocturna? es un animalito insignificante que se refugia de sus depredadores entre las hojas secas y en las grietas de la corteza de los árboles. Su gloria se despliega en las noches sin estrellas y sin luna y la población de luciérnagas agradece su don jugando a ser constelaciones de juguete. Entonces emiten pulsos codificados de luz, como si fueran embarcaciones en la negrura del mar; así se comunican entre ellas estas efímeras centellas, para atraer a otros insectos que les sirven de comida y para su extraña fecundación durante las que las parejas apagan su fulgor.Embriagadas de luz durante las noches de verano, también por la luz mueren y sus cuerpecillos amanecen yertos al pie de los tubos de gas neón, estallados contra los fanales de los camiones que rugen lentos, remontando las cuestas en alguna carretera ; también se inmolan en la llama en los cirios temblorosos de las iglesias campesinas y entre los rescoldos de los incendios forestales, tanta es su necesidad de fundirse en lo que como ellas mismas replandece.Pero existe un destino todavía más cruel para las luciérnagas: el relámpago. La energía de la descarga eléctrica altera el programa genético de la Lampyris Nocturna y a muchas las deja estériles, pero a gran parte de la población le descompone la exquisita química de la fotoluminiscencia al bloquear la elaboración de la enzima luciferasa, esencial para su resplandor; de esta manera, generaciones enteras de luciérnagas vivirán desde ese momento la vida de los insectos vulgares; condenadas a la opacidad. Ellas, que festejaban su calidad de diamantes con alas, serán entonces como nosotros los humanos que perdimos invariablemente un paraíso... pero que algunas noches soñamos con las luces que fuimos dejando en el camino.
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