Las Sirenas De Titán
(Kurt Vonnegut)
Desde Las estrellas mi destino de Alfred Bester y Forastero en tierra extraña de Robert A. Heinlein no me había encontrado cara a cara con una novela tan original, crítica, cínica, divertida y delirante.
Las sirenas de Titán es todo eso y mucho más, una gran novela en general y gran historia del género de ciencia ficción en particular.
Vonnegut teje una urdimbre narrativa compacta donde todo está tan disparatadamente ordenado como debe estarlo, no se le escapa nada.
La historia comienza con una entrevista entre el carismático Winston Niles Rumfoord, un astronauta aristocrático perdido en la espiral de un infundibula cronosinclástico, y el millonario Malachi Constant. Ese es el punto de partida de un viaje a través del tiempo (nunca mejor dicho) y del espacio que convertirá a Malachi en un vagabundo cuyo destino puede cambiar el destino de la humanidad, aunque él, personalmente, no tenga ni la menor idea.
Rumfoord, en su espiral espacio-temporal, manipula los hilos no sólo de Malachi sino de un amago de conquista y de la revolución espiritual, aunque quizá él tampoco esté libre de manipulaciones. Junto a su perro Kazak, Rumfoord se convertirá en una especie de semi-dios al que le gusta, sobre todo, un buen espectáculo.
Por otra parte, Constant, una vez un millonario lascivo y juerguista, se convertirá en la víctima de un bien urdido plan. No sólo él, sino también la mujer de Rumfoord, Beatrice.
La novela critica, con un humor casi corrosivo, la mayoría de defectos de la humanidad, desde la burocracia hasta la religión, pasando por todos los estratos de la sociedad y sin dejar títere con cabeza. Pero el hecho de que sea tratado con humor no es sino una forma de expresar ideas muy interesantes sobre la humanidad que exponen temas verdaderamente serios en toda su cruda realidad.
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