El Desierto De Los Tártaros
(Dino Buzzati)
Esta novela de Dino Buzzati es un claro ejemplo de cómo impactó en las letras europeas de las post guerra la revolución del absurdo iniciada con la obra del alemán Franz Kafka. Sin embargo, podríamos asegurar sin temor a equivocarnos que en la narrativa de Buzzati hay una notable atenuación de los rasgos exteriores, propios de la prosa kafkiana. Sin perder de vista el tema central de una amenaza existencial constantemente aplazada que se mantiene presente en forma obsesiva, el italiano se las arregla para que en El desierto de los tártaros aparezcan otros elementos, tales como la seguridad personal oponiéndose a la libertad, la resignación ante el estrechamiento de las posibilidades de realización y la frustración de expectativas de sucesos extraordinarios capaces de cambiar el sentido de la vida. Estos problemas propios de la existencia humana alimentan la metáfora que convierte a la circunstancia de la designación del oficial Giovanni Drogo en un puesto de avanzada en la posición fronteriza que significa la fortaleza Bastiani, en un novedoso símbolo del Hombre que, rodeado de un paisaje macabro pero inusualmente bello, debe enfrentarse al conflicto de la propia existencia. En esta novela Buzzati toma distancia de Kafka precisamente en este aspecto del entorno: si bien su escenario es el propio de una pesadilla, no hay en él ningún valor oculto que deba ser desentrañado sino todo lo contrario. El tono general del texto, que permite una lectura por completo ajena a lo alegórico ?y en este caso, la novela resulta entretenida y cálida-, induce progresivamente a ver en la fábula del militar expuesto a lo que nunca se produce, una serie de indicios y de sugerencias del verdadero mensaje de la obra. El desierto de los tártaros es el relato de una vida fijada gratuitamente en una espera enervante que progresivamente es desgastada por los hechos cotidianos y por la nostalgia. Y es en esta coyuntura que el paisaje cobra un singular protagonismo, al erigirse en símbolo de las dificultades terrenales y al materializar en su mutismo, todo el pavor y el misterio que aquéllas evocan. Una prosa sencilla, exenta de complejidades y enriquecida con descripciones de gran plasticidad, contribuye a que su lectura se pueda llevar adelante con toda fluidez. La permanencia del aplazamiento queda siempre como el elemento generador de un suspenso que vuelve difícil despegarse de ella y es de esa forma como Buzzati logra mantener la atención de quien lee y, a la vez, sembrar en su ánimo las grandes cuestiones no respondidas jamás sobre la existencia humana, sin que ello implique el sentimiento de angustia y de desesperación tan habituales en la corriente del absurdo.
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