El Señor Ibrahim Y Las Flores Del Corán
(Eric-Emmanuel Schmitt)
Esta pequeña novela de Eric-Emmanuel Schmitt, primero pieza teatral y posteriormente llevada al cine, sitúa su historia en el París de los años 60, concretamente en la calle Azul, donde viven los dos personajes principales: un tendero árabe, el señor Ibrahim, y un muchacho judío, Momó. Momó, el narrador en primera persona, es un niño de trece años que vive en una casa triste y oscura con su padre, un anciano abogado con el que no comparte nada. Momó, acusado por su padre de robarle dinero, decide romper su pequeño cerdito-hucha y gastarse los 200 francos ahorrados con una prostituta de la calle Paraíso. Es por esa época cuando conoce al señor Ibrahim, un hombre solitario y de edad avanzada que pasa el tiempo en la puerta de su tienda, sonriendo mucho y hablando poco. Se entabla entre ellos una tranquila y profunda amistad, rodeada de mucho humor. Momó recibe del señor Ibrahim muchas enseñanzas que contrastan con su triste vida familiar ya que le habla de sonreír , de ser amable... -cosas desconocidas para Momó hasta entonces- y así va descubriendo por fin algún retazo de felicidad. Un día su padre se marcha y lo abandona. Momó intenta durante meses hacer ver que nada sucede ya que se siente abandonado por segunda vez ?en su infancia, por su madre y ahora en plena adolescencia-. El señor Ibrahim le propone entonces realizar un viaje a Normandía. Al regresar, las cosas cambian: la policía le avisa de que su padre se suicidó tirándose a la vía del tren y su madre regresa, pero la intenta engañar ?aunque sin conseguirlo- haciéndole creer que él no es Momó. Cansado y triste, Momó le pide un día al señor Ibrahim que lo adopte y éste acepta. Entonces, en verano, deciden comprar un coche e irse a lo que el señor Ibrahim llamaba el ?Creciente fértil?, su país. Atraviesan toda Europa y el anciano tendero le enseña a Momó muchas cosas: las palabras del Corán, como reconocer a los ricos, a bailar y a disfrutar con el movimiento del cuerpo, a caminar despacio por la vida y preocuparse de las pequeñas cosas? Cuando se aproximan al mar, el señor Ibrahim está cada vez más nervioso. Al llegar a su pueblo, Momó se acuesta a la sombra de un árbol a dormir y cuando despierta ve que el señor Ibrahim ha tenido un accidente con el coche y está muy grave. Desconsolado, se echa a llorar pero el anciano le dice que no lo haga, que él ya es viejo y que fue feliz en su vida. Cuando llega a París, Momó se da cuenta de que su padre adoptivo le ha dejado todo: su dinero, su tienda de la calle Azul y su Corán. Dentro del Corán encontró dos flores secas y una carta de su amigo Abduláh. El final del libro cuenta que Momó se hizo mayor, se casó, tuvo varios hijos, va todos los lunes a la casa de su madre ?aunque sigue intentando mantener el engaño de que él no es Momó- y se convirtió en el árabe del barrio porque ?como decía el señor Ibrahim- árabe quiere decir que ?el colmado está abierto desde las ocho de la mañana hasta la medianoche, incluso los domingos?. El relato nos habla pués de muchas cosas: de la amistad, de la tolerancia, del cariño, de la alegría ante la vida y las cosas ?sin importancia?, de la magia, de la posibilidad de que dos personas -aparentemente alejadas por su cultura y religión- se entiendan y de lo valioso que es aprender y enseñar cuando se hace con el corazón y la ternura.
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