En un mundo en donde la última moda es ganar sin ningún esfuerzo, donde en la comodidad del sillón y con llamadas telefónicas podemos resolver casi cualquier tipo de problemas, también nos enfrentamos a una indeferencia de lo que pueda suceder a nuestro alrededor. Nos olvidamos de la forma en que el mundo se mueve y la apatía se apodera de nosotros. Creemos que con solo estirar la mano podremos encontrar lo que estamos buscando o necesitando.
Habrá quien crea que siempre el pasado fue mejor que el hoy, y que no hay forma de averiguar lo que nos espera en un futuro. O quizá otros más intuyan que en todo el tiempo en que han viajado por esta carretera que es la vida, las cosas siguen exactamente igual.
¿Cómo afecta esta forma de pensar?
En cualquier ámbito de nuestra vida, es necesario aprender a enfrentar diferentes cambios. Y es justo lo que este pequeño pero interesante relato trata de hacernos comprender. En él participan dos graciosos ratoncitos: Fisgón y Escurridizo; y dos liliputienses: Hem y Haw. Cada uno con una forma particular de buscar su alimento en una gran bodega de queso, en donde prácticamente para conseguir alimento era suficiente con estirar la mano. Pero como es de esperarse, llega el día en que el queso de aquella bodega se termina. Así, cada uno de nuestros personajes, con sus personalidades bien definidas, nos muestra las diferentes etapas a las que afronta quien le alcanza el futuro sin haberlo planeado.
¿Cuáles son los miedos más comunes cuando despertamos de un sueño donde nos creemos estar en un paraíso y, de pronto, nos damos cuenta de que otra realidad nos ha alcanzado? Quizás, no lo sé, nos enfrentemos a la pérdida de un estilo de vida, un empleo, un ser amado. ¿Quiénes son capaces a enfrentarse a esos miedos y cómo lo logran? ¿Qué los hace fuertes?
En la historia de ?¿Quién se ha llevado mi queso??, encontraremos las reacciones más comunes e inmediatas de los seres humanos cuando nos topamos con estos cambios que no esperábamos. Y finalmente una de estas parejitas nos da una lección de vida en forma sencilla y simpática cuando nos vemos reflejados en ellos por alguna característica que manifiestan a lo largo de la historia.
Con frases trascendentales que va escribiendo Haw sobre las paredes en la aventura de buscar alternativas para satisfacer su hambre y sin idea de cómo van a resolver ésta pérdida de su queso, nos va llevando a imaginar frases que bien podríamos personalizar de acuerdo a nuestro propio cambio.
Creo que Spencer Johnson acertó al describir cómo la señal más urgente para darnos cuenta que algo debemos hacer para avanzar y encontrar salidas, es la resistencia. Sí, aferrarnos a un monótono estilo de vida, cómodo, conformista. Hay cambios que necesitan urgencia, que no se pueden dejar a la suerte, porque entonces nos encontraremos con que nuestros huesos, nuestras ideas y nuestras vidas, no pasarán de ser ?una más? entre todas. Y nuestros países, nuestras familias, nuestros trabajos, nos provocarán un terrible cansancio y apatía como el que ya se está percibiendo en este mismo momento.
Es cierto que experimentar con algo que desconocemos, siempre nos provoca un poco de temor. Y el temor puede ser sano, en tanto no nos paralice. Y, quién sabe, quizá el cambio sea mejor al final. Eso no lo sabremos mientras no lo intentemos, a veces también debemos correr riesgos para avanzar.
Elisa G. Altamirano
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