Razones Por Las Cuales No Ver Television
(el barto)
Razones Por Las Cuales No Ver Television Razones Por Las Cuales No Ver Television 1.Las Telenovelas : Las telenovelas son, quizá, la mejor de las razones para ponerle a la televisión el dulce y silencioso velo del off. Porque qué gracia tienen los preámbulos tortuosos y los preparativos estrambóticos de un año largo para llegar a la conclusión de un matrimonio sabido. Mientras se resuelve el barullo sentimental, el público es entretenido por las gracias y los decires de algún payaso trillado y ordinario. Que bien puede ser un chofer, un vendedor de zapatos, un boxeador de medio pelo, un mago arruinado o un rábula con más caspa que sesos. Una vez se descubre que la pantomima del sobreactuado despierta simpatías entre los espectadores, vendrá la repetición religiosa del numerito, hasta que el gracioso de marras se convierte en protagonista invitado de las argucias de la propaganda, y de las fiestas familiares y los cumpleaños y los días de la secretaria. Pero falta la tapa. Las telenovelas vienen con enseñanzas y moralejas, parece que en remordimiento por la bobera que propagan se sintieran obligadas a abogar por las buenas acciones y entregar una lección. Así que en realidad son fábulas lloronas, con todo el catálogo de animales buenos y malos deambulando por un corral de oficinas de todos los pelambres. Y lo peor: ganan los buenos. Y se casan. 2.Las Propagandas : Por allá, por el 99, se les preguntó a pensadores de diversas ramas del conocimiento por el invento más importante de los últimos dos mil años. Uno dijo que la píldora anticonceptiva, otro que el concepto de democracia, otro que la internet. Al parecer, a ninguno de estos pensadores se les ha acabado la pila del control remoto. No sé cómo hicieron nuestros valientes ancestros, con solo tres canales (y el mejor programa era Don Chinche) y sin la posibilidad de escapar de las propagandas. Mientras que en otros canales te persiguen las propagandas, en el Uno te persigue el rostro tolimense de Jorge Barón. Está en todas partes, en primer plano. Diciendo las noticias, presentando todos los programas y patrocinando al Banco Caja Social o a Cambiamos S.A. Entiendo que alguien quiera tener los tenis de Michael Jordan o el perfume de Liv Tyler. Lo que no entiendo es por qué alguien querría la compañía de giros internacionales de Jorge Barón o el ungüento muscular de Óscar Julián Ruiz (esto es tan feo que merece artículo aparte: 1) los árbitros no son celebridades, 2) no sufren dolores musculares y 3) ese tipo siempre roba a Millonarios). 3.El Boletin del Consumidor : Mientras en uno de los canales regionales aparece la cara de un desplazado por la violencia ofreciendo testimonio a señal colombia, en la mayoria de canales nacionales en Colombia, antes de los noticieros aparece un dibujito colombiano de un calvito, hablado medio indio y emberracado por la factura de la luz, es la sensación de seguir viendo en televisión el inmarcesible Boletín del consumidor. No es que tenga nada contra el señor Ariel Armel, fundador y miembro honorario del espacio, pero con el paso de los años, cada vez que aparece hablando de ".la pasada reunión que se celebró con los miembros de la Asociación de Consumidores de Chaparral." tengo la sensación de que a él, como a Dorian Gray no le pasan los años. Por ende, para mí es un espacio maldito. No entiendo por qué si su enfrentado más próximo, y seguramente el único que le pelea el rating, es el Minuto de Dios, los padres eudistas no le han propuesto un exorcismo
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