Resumo de Soldados De Salamina

El propio autor, Javier Cercas, aunque profesor de literatura en la vida real, se pinta como periodista de un periódico de Gerona que investiga la anécdota del fusilamiento fallido durante la Guerra Civil española de Rafael Sánchez Mazas, que le relatara en una entrevista el hijo de éste, el famoso autor de El Jarama, Rafael Sánchez Ferlosio.
Sánchez Mazas, literato fundador de la Falange junto a Ramiro Ledesma y José Antonio, pasó la mayor parte de la guerra en el Madrid republicano, refugiado en la embajada de Chile. Luego marchó a Cataluña y allí, cuando la guerra estaba perdida para los republicanos y marchaban en masa a cruzar la frontera, fue detenido y fusilado, junto con un amplio grupo de franquistas, en las cercanías del santuario de Collell. La casualidad hace que las balas del pelotón simplemente le rocen y Sánchez Mazas sale corriendo y se oculta en el bosque. Varios milicianos le buscaron y uno de ellos le encontró y le tuvo frente a frente, pero en lugar de detenerle dijo a sus compañeros que allí no había nadie y le dejó marchar.
Más tarde, unos campesinos a quienes él llamó los amigos del bosque, le albergaron hasta que los nacionales ocuparon el territorio. En su investigación, el autor encuentra que hubo otro hombre que escapó al mismo tiempo del fusilamiento, y que siguen vivos algunos de los amigos del bosque, así como varios hijos de los protagonistas que conocen los relatos que contaron sus padres.
En la segunda parte de la novela, Cercas nos traza una semblanza biográfica de Sánchez Mazas pre y post fusilamiento (acabó siendo un ministro de Franco que no se adaptó a la rutina administrativa del régimen, aunque tampoco se enfrentó a ella, y tuvo que dejar sus cargos y dedicarse a la vida tranquila hasta que murió en 1960). Reconstruye además con algo más de detalle la historia del fusilamiento y desliza un dato que será esencial para su investigación: uno de los llamados amigos del bosque le ha contado que Sánchez Mazas había reconocido en el hombre que le dejó marchar a un soldado que durante su cautiverio en los días previos le había llamado la atención porque, mientras custodiaba a los prisioneros con otros compañeros, tarareaba pasodobles y una vez se puso a cantar Suspiros de España y a bailar con su fusil como si lo estuviera haciendo con una mujer.
En la tercera y última parte de la novela, cuando el periodista Cercas no sabe muy bien adónde conducir su historia, hace amistad con el escritor chileno Roberto Bolaño, al que ha tenido que ir a entrevistar en el curso de su trabajo, y éste le habla de un ex miliciano del ejército de Líster llamado Miralles que conoció en los años setenta en un camping y que además de pasarse la guerra civil combatiend, luego formó parte de una unidad internacional que luchó para liberar Francia de los nazis. No sólo los datos y fechas que el chileno le suministra hacen a este miliciano candidato a haber como mínimo estado en el momento del fusilamiento sino que hay otro recuerdo significativo: Miralles era aficionado a cantar y bailar pasodobles y una vez Bolaño le vio bailar Suspiros de España con una novia que tenía en el camping.
Convencido de que se trata del soldado que salvó la vida de Sánchez Mazas, Cercas investiga hasta dar con Miralles en un asilo de ancianos. Allí el viejo le confirma que formaba parte del ejército de Líster, que estuvo en Collell en esa fecha y que custodió a los prisioneros entre los que se encontraba Sánchez Mazas y que oyó los disparos del fusilamiento y salió con sus compañeros a intentar encontrar a los fugados. Pero niega ser el que salvó la vida de Sánchez Mazas y ni siquiera admite haberle visto en aquellos días. No obstante, la actitud que toma ante las preguntas de Cercas permite suponer que sí que fue él. Cercas le pregunta que por qué cree que aquel soldado hizo aquello y qué pensó en aquellos momentos. Miralles responde que nada. Cercas regresa a su ciudad convencido de que ha dado con la historia que buscaba.

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