La Violeta Del Prater
(Christopher Isherwood)
De corte autobiográfico, Isherwood logra en "La violeta del Prater", introducirnos al mundo del cine en sus comienzos con la Imperial Bulldog como su escenario, y donde la figura legendaria de Friedrich Bergmann, el singular director autríaco que trabajara en el Hollywood de los años 50 con relativo éxito, se da a la tarea de construir una pèlícula meintras Ashmeade, Sandy y el propio Isherwood luchan por dejar sentir su influencia real. Nos dibuja las intrigas que el mundo de la farándula tiene para quienes escriben y a la vez, todo el peso de los directores, los guionistas, los técnicos de iluminación que viven sus vidas en torno al plató, como si Anita Heyden fuera sólo una actriz para crear ambientaciones y nada pasara fuera de ellos. Este mundo de fantasía dibujadado en cada pasaje filmico, y que le da secuencia y vida al cine moderno, es aún más intenso en estas páginas donde desfila la vida de los estudios cinematográfiocos, precursores de los exitos de taquilla del siglo XXI.
Dorothy, la secretaria que les asignan en una casa donde tienen un menú horrible basado en huevos helados, una especie de pastel empalagoso y un café negro sin estilo, mientras intentan darle vida a una historia donde la violetera se enamora de un príncipe que termina estando de verdad en la ignominia, logra cautivarse ante la explosiva personalidad de Bergmann, con su rostro de emperador romano, y el corte cínico del esclavo . En este esquema, Isherwood logra transmitirnos el ambiente de antes de la segunda guierra mundial con las locuras de los alemanes, el irrumpìr del Cuarto Reich , y crea una inolvidable lectura que logra atrapar al lector más exigente con un diálogo lleno de matices y una serie de situaciones hartamente interesantes para comprender el papel de los creadores en el quehacer actual.
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