Resumo de Cien Años De Soledad - Gabriel García Márquez

Macondo llega para cada uno de nosotros alguna vez en la vida. El pueblo descrito por Gabriel García Márquez en ?Cien años de soledad? palpita con el ritmo y las pasiones de la familia Buendía. Si el comienzo es vivo y vigoroso, pleno de hazañas, los últimos días del pueblo y de la familia están plagados de recuerdos, de karma que exige pagos completos y de predicciones de verano que deben ser cumplidas en inviernos vacíos. Macondo vive dentro de sus propias fronteras. Los eventos externos son como naves que pasan, como nubes que se alejan, como viajeros que nunca regresarán y revoluciones que nunca triunfarán. Satisfaciéndose consigo mismo, Macondo pierde gradualmente sus colores y sabores y pasa el tiempo pensando si debería ser así, si la soledad era, realmente, el destino final. Como un hombre de media edad que se pregunta si eso es todo lo que hay: hijos que se fueron, esposas que se divorciaron, amigos que se distanciaron... todo y todos pasaron como naves o sombras y en algún momento todo hombre de media edad se sienta y se pregunta si la soledad era el destino final desde el principio. Naturalmente no todo es triste. En el libro de García Márquez esos años de soledad producen personajes y situaciones mágicas conforme los hombres y las mujeres Buendía tejen hechos y pasiones, construyendo sueños con ladrillos de adobe. Sin embargo, todos esos sueños y pasiones nunca salen de Macondo, nunca crecen en otros campos, así que la soledad se vuelve el destino final aunque la familia Buendía intente echar raíces en otras estaciones del camino. Son estaciones en las que ya hemos estado antes: el férreo fundador de la dinastía, el osado revolucionario, el mágico artista acompañado de mariposas amarillas, el guardián de un tesoro... los hombres de media edad hemos sido todo eso y tememos terminar nuestra vida desamparados, comidos por las hormigas, los primeros y los últimos de nuestra propia dinastía. En algún momento de nuestra vida nos damos cuenta de que García Márquez no escribió un libro acerca de un pueblo o de una familia; escribió un libro sobre hombres que batallan, luchan, crean y sueñan dentro de sus propias fronteras, dentro de sí mismos, sólo para descubrir al final del libro que vivieron cien años de soledad.

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