Leviatan
(Paul Auster)
El escritor Peter Aaron lee en el periódico que un hombre ha muerto al manipular una bomba y no tiene duda de que se trata de su amigo y también escritor Benjamin Sachs. No obstante, ante la policía afirma no conocerle a pesar de que el muerto llevaba encima su número de teléfono, y entonces comienza a escribir la biografía del difunto con el título de una novela que éste nunca acabó, Leviatán. Conocemos así cómo Aaron se hace íntimo amigo tanto de Sachs como de su esposa Fanny y que a través de ellos conoce a una artista sin especialidad llamada Maria, con la que mantiene un idilio de algunos años. Maria muestra alguna extravagancia, como hacer la dieta cromática (comer cada día comida de un mismo color) y es aficionada a hacer fotos. Le cuenta que un día encontró una agenda en el suelo y se le ocurrió que, para saber quién era el propietario, debía llamar a todos los teléfonos apuntados en ella para formar con todos un retrato del hombre. Y la primera persona a quien llamó resultó ser una amiga de la infancia Lillian Stern, que se ha convertido en prostituta sin complejos y que un día intenta que la sustituya en un trabajo al que no puede acudir, aunque Maria se mostró incapaz de hacerlo a pesar de intentarlo. Mientras Sachs está en Hollywood preparando una adaptación al cine de su única novela (que nunca se llegará a rodar), Aaron se acuesta con Fanny, de la que siempre ha estado enamorado. Cuando Sachs regresa, la relación de los tres se interrumpe pero no su amistad. Aaron abandona también a Maria y se casa con otra mujer, Iris, con la que tendrá una hija. En la noche en la que se celebra una fiesta, los invitados salen a las terrazas a ver los fuegos artificiales con que se festeja el centenario de la Estatua de la Libertad, y Sachs, que se había colocado junto a Maria en una escalera de incendios, recibe el golpe fortuito de otra persona que se acerca a ellos y cae al vacío. Sale ileso de la tremenda caída, pero afirma que no ha sido un accidente sino una especie de castigo impuesto a sí mismo de manera inconsciente por el deseo sexual que estaba sintiendo por Maria y dice que ya no quiere ser escritor: Los días de ser una sombra se han acabado, le dice a Aaron, ahora tengo que entrar en el mundo real y hacer algo. Otro extraño suceso va a acabar de transtornar la vida de Sachs. Un joven llamado Dwight le recoge en una carretera y pocos kilómetros después se detiene para ayudar a un hombre con barba, que parece tener problemas mecánicos. El de la barba resulta ser extraordinariamente colérico y se produce una discusión en la que acaba sacando una pistola y matando al joven Dwight para al instante caer también muerto por el golpe que Sachs le propina con un bate de béisbol. Entonces Sachs se lleva el coche del barbudo, cuyo maletero contiene instrumentos para fabricar bombas y ciento sesenta mil dólares en metálico. Sachs regresa a Nueva York y se refugia en casa de Maria, que era con la que más amistad tenía últimamente. Convencido de que la policía no tiene pistas para dar con él, se considera prácticamente a salvo y le cuenta a Maria el incidente y le enseña el pasaporte del hombre al que ha matado. Vuelve a entrar en juego entonces el elemento azar y Maria reconoce en el hombre de la barba al marido de su amiga de la infancia Lillian Stern, que ahora vive en California. Creyéndose obligado a hacer algo por esa mujer y su hija de cinco años (aunque a ambas las había abandonado el ahora difunto), Sachs se presenta en su casa y les entrega cinco mil dólares de los sustraidos a su marido y, para prolongar lo máximo posible su relación, le promete que le dará mil dólares diarios durante las semanas siguientes. Lillian acepta y además le permite vivir en su casa, durmiendo en el sofá del piso inferior, y le deja que haga amistad con su hijita y que se encargue de arreglar la casa. Después de un mes, Lillian se muestra menos fría con él y pasan a convivir como amantes. Sachs además comienza a visitar el que fuera estudio del marido de Lillian, que resulta estar lleno de libros con doctrinas anarquistas que le fascinan tanto como al parecer habían fascinado al de la barba. Después de una crisis en su relación con Lillian, Sachs se marcha de casa, aprende a hacer bombas, toma la identidad de El Fantasma de la Libertad y se dedica a volar las pequeñas réplicas de la Estatua de la Libertad que existen en varias ciudades del país, cuidando en cada caso de que no se produzcan víctimas humanas. Según el relato de Aaron, Sachs está fascinado por el simbolismo de la estatua de la Libertad. Cuando ya el llamado Fantasma de la Libertad es una sensación en todo el país, Sachs hace una visita a Aaron y le revela que es él y que ha decidido seguir los pasos terroristas del marido de Lillian porque no quiere seguir siendo un hipócrita que acepta un mundo con el que no está de acuerdo. Diez meses después Sachs muere.
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