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Mirando Al Final Del Alba
(Arturo Alape)

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Dentro de la visión platónica la memoria -nemi- es salvación, en cambio el recordar -anamnesis- es el factor que fundamenta el buen conocimiento. El recuerdo es el artefacto que permite la constitución de la razón. Establece una línea, una relación entre el mundo de las ideas, suprasensible, y el mundo temporal. Bergson por su parte establece una diferencia entre la memoria mecánica y la memoria representativa. Esta última, según dice, es la que establece la continuación del ser humano como biografía. Las crisis serían entonces una ruptura en la continuidad de esta memoria representativa. El trabajo de la memoria se sustenta en la rememoración y la anticipación permitiendo que el hombre vaya más allá de su condición. La memoria siempre está situada en una época histórica -utópica, apocalíptica, gnóstica- y ello determina la unión del mundo y del hombre. El lugar de la memoria es, pues, el espacio social porque es allí donde se da la invención de lo cotidiano. Y a su vez la memoria pública se convierte en el almacenamiento de lo social. El hombre participa por lo tanto de un tiempo existencial, la duree, contrario al tiempo cronológico. Y ese tiempo existencial es el tiempo de la memoria, donde el recordar es una práctica porque es móvil y revisable.
Mirando al final de alba es, pues, una historia sobre la búsqueda de la memoria. Damián y Margoth seleccionan determinadas ficciones e historias, rescatándolas del olvido, gracias a su pasión por el cine y la fotografía. El pasado se vuelve en esta novela un pre-texto para configurar la memoria colectiva. Tanto el documental que la pareja de personajes creó sobre el basurero de Cali en las años setenta, como el documental sobre la vida del caudillo indígena Quintín Lame, que obsesionó el trabajo de Damián una década después, son expresiones de esa memoria representativa opuesta y ajena a la memoria oficial. Así la cámara, como protagonista esencial de la narración, no es un artefacto para revivir el pasado, sino para re-construirlo en el presente. La novela también nos habla de la imagen que se apodera del espacio social. La fotografía, el film, construyen una parte de esa memoria colectiva que, como memoria cultural, se modifica, se cambia, se intercambia de acuerdo al propio presente y permite que los hombres adquieran un punto de vista. De esta manera, el documental permite administrar la memoria colectiva mediante la elección de ciertas formas simbólicas y de ciertas cargas efectivas y afectivas, inherentes al imaginario colectivo.
Pero Mirando al final de alba no sólo nos habla de la memoria, también nos habla del olvido, que es su contraparte. De la amnesia ya no social sino política, institucional: Colombia como la tierra del olvido. La novela nos habla de la ausencia de pluralismo político, de la marginalidad, la pobreza, la miseria y la clandestinidad, en un contexto social y cultural determinado por el desencanto revolucionario de la segunda mitad del siglo XX. Y también nos habla de un olvido más íntimo, más referido a la crisis de madurez de los personajes protagónicos, Damián y Margoth. Él ha olvidado el cuerpo de ella tras quince años de matrimonio, ha olvidado el deseo; y Margoth quiere recuperarlo, pero su cuerpo de cincuenta años ha olvidado sus antiguas formas y volúmenes. La aparición de Magnolia, una niña-mujer rescatada del basurero de Cali, la aparta de la posibilidad de re-conquistar a Damián y la pérdida se vuelve total. Desde el punto de vista narrativo Mirando al final del alba también funciona como producto de la memoria. Javier, el personaje amigo de Damián, es a su vez el narrador, el sujeto que recuerda, y también el sujeto que escribe. La historia contada por Javier, probable alter ego del autor, es un acto autorreflexivo. Javier tiene consciencia de pertenecer al mundo de las palabras, de la ficción. Por lo tanto, el lector es conducido a una toma de conciencia sobre lo que está leyendo en una baraja de posibilidades queal final se encuentran en la ficción. La exigencia realista en los nueve capítulos que conforman esta obra es reemplazada por la reflexión crítica; los contenidos estrechamente nacionalistas por el cosmopolitismo; y el compromiso político por el formalismo y otras formas de irresponsabilidad literaria tales como la intertextualidad, la parodia y la re-citación.
Como moderna novela de la violencia en Colombia Mirando al final del alba ahonda en estos aspectos, permitiéndole abarcar el fenómeno de la Violencia en sus múltiples manifestaciones: como la mitificación de los hombres que la iniciaron y algunos de los porqués éticos sobre su origen. Alejada del provincianismo Mirando al final del alba se entronca con un concepto amplio de cultura y de historia; de cultura como selección, y de historia como perpetuación de las continuidades, como ficción, como reconstrucción que permiten la convivencia del individuo. Damián, Margoth, Magnolia, Javier, La Negra Galvis, El viejo Daniel, no sólo están sumergidos en el mundo de los lenguajes, también están en la Historia y por lo tanto interpretan desde los medios de su historia particular, de sus memorias.



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