El Alcalde De Zalamea
(Calderón de la Barca)
El tercio que marcha hacia Portugal se detiene en el pueblo de Zalamea. Un capitán, don Alvaro de Ataide, es hospedado por un rico y honrado labrador llamado Pedro Crespo, a causa de estar obligado por la carga del hospedaje; atraído por la belleza de su hija Isabel, la rapta y la deshonra en un monte.
De pronto cambia la situación del padre ofendido e impotente: el concejo lo designa alcalde. Ya con la bara insignia de su mando, después de haber rogado como padre una reparación en los términos más huhumildes, sin obtener del capitán más que burlas y desprecio, castiga como autoridad el atropello haciendo ahorcar al ofensor.
El jefe del tercio reclama la entrega del capitán para su juzgamiento por unn concejo de guerra, según sus fueros; como no lo obtiene, se dispone a quemar el pueblo; la oportuna llegada del rey D. Felipe II que marcha también hacia Portugal lo evita, ya que hace justicia al villano y lo nombra alcalde perpetuo.
El conflicto de jurisdicciones planteado, el juicio sumario realizazado, el hecho de que unn capitán - un noble - sea ajusticiado por garrote vil cuando correspondía decapitación hace suponer que la obra debe haber encontrrado mucho eco popular, ya que el caso planteado debe haber sido muy frecuente en tiempos de Calderón, si se toma en cuenta las medidas propiciadas por el rey a través de ordenanzaas y otras regulaciones
Aunque la acción está ubicada un siglo antes de la época de Calderón, bajo el reinado de Felipe II, las circunstancias se parecen a las del reinado de Felipe IV, cuando este rey se había visto obligado a poner coto a los abusos de bagajeros y mochileros que se apropiaban de bienes sin pagarlos, no devolvían las ropas a sus dueños y de soldados que comían al fiado en las posadas.
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