Resumo de El Dominio Del Ser

Ser sublime como combatiente a la sombra de?ROON requería de sacrificios y rudo entrenamiento durante años después de destacarse con saña en el combate o en la guerra. Era dinero, privilegios y el permanente favor del rey. Era ser elegido por su religión con el derecho al disfrute de un sadismo casi obsesivo tanto espiritual como físico.
Ser guerrero sublime constituía la meta social de muchos jóvenes, por ser el arrojo y la fiereza el núcleo de la moral de aquel reino.
El sonido rudo de unas trompas entro en el recinto, el combate estaba por comenzar.
El guerrero regaló una sonrisa a la anciana y cruzó la puerta. El sol lo golpeo en los ojos, minutos después aparecía un panorama nunca visto.
Un campo de batalla en forma de rectángulo rodeados de enormes graderías donde se reunía un público ansioso de un combate sangriento. En uno de los extremos se hallaba una enorme plataforma donde estaban la nobleza real y los reyes menores de los sietes reinos.
Caminó despacio pero seguro, marcando el paso con una bara de madera blanca de su misma estatura. En medio del campo lo esperaba el sacerdote juez del combate y su rival. El primero estaba vestido con una túnica negra y en la mano derecha sostenía una carabela humana atravesada por un puñal negro.
- El combate será a muerte,€ROOON decidirá para quien será su favor.
Acto seguido se retiró lentamente y el sonido de un gon gigante avisaba el comienzo .
El guerrero blanco miró a su contrincante por un momento. Era un hombre alto y de una considerable fortaleza física, el torso estaba cubierto por una armadura de bronce y sostenía una enorme espada con ambas manos. El viento alborotaba su melena negra como si fuera un estandarte.
Miró la vara blanca y sonrió cargado de burla. En sus años de guerrero sublime nunca se había enfrentado a nadie sin armadura y mucho menos con aquel palo. ¿Que significaba aquello?, solo sabía que era una encomienda especial del rey y que aquello era pan comido. Era hacer más sólida su posición en el reino.
El joven inclinó ligeramente su arma hacia delante y esperó. Su rival levantó
con movimiento rápido la espada y lanzó un tajo con fuerza para cortar un árbol el cual fue esquivado moviéndose hacia la izquierda con la rapidez de un relámpago.
Volvió a la postura inicial indicando con la vara que repitiera el golpe.
Al momento volvió la carga, se agacho ligeramente sintiendo la brisa de la espada acariciar su pelo. Acto seguido salto con rapidez de gasela evitando un tajo en las piernas.
Brincó unos pasos hacia atrás y con su arma preparada esperó con paciencia a su adversario. Ahora vio como se le abalanzaban como un toro con la intención de una estocada a fondo. Con movimiento rápido puso de lado su cuerpo esquivando el arma que se hundió en el vacío pasando cerca del abdomen.
El sublime paró el ataque preocupado, ¿qué estaba pasando?, no podía asestar un golpe a aquel blandengue ,que se escurría como el viento, ¿estaba haciendo el ridículo?. Miró con ojos ansiosos al público preso de un silencio inquietante, luego al estrado del rey. Su corazón latió deprisa y su ansiedad crecía tomando sus nervios por asalto, debía hacer algo bien y rápido, con todas sus mañas de años de mojar la arena con sudor y su sangre.
La vara estaba nuevamente hacia delante en posición defensiva. Observó a su contrincante que de forma "despreocupadas " caminaba lentamente a su alrededor con la espada inclinada hacia abajo. De pronto volvió a la carga, ansiando una sorpresa, con la ecuanimidad de un experto.
La vara frena nuevamente un golpe fuerte dirigido a la cabeza y luego otro, y otro. Era una maquina de tajos y estocadas a diestra y siniestra con ferocidad y energía.
El guerrero blanco paraba cada golpe con los extremos derecho e izquierdo de su arma como un autómata sin ceder un paso. Habían pasado unos diez minutos del encarnizado encuentro cuando la espada paro y su portador caminó unos pasos atrás. Estaba exhauto, el sudor corría por todo su cuerpo que temblaba cargado de ansiedad y desesperación. Sus manos sudaban de forma extrema y miraba a todos lados con sumo desconcierto. Volvió a la carga.
Un golpe certero en la muñeca hizo que la espada volara por el aire al tiempo que era asestado otro en pleno rostro. El hombre se tambaleo cayendo inconsciente en la arena.
El rugido de un cuerno enorme abarca todos los corazones. El combate había terminado.
Soltó el arma y levanto los brazos al público como pidiendo una reverencia Saboreo el precio del silencio. Caminó lentamente en forma de círculo con los ojos chispeantes de locura y una mueca irónica aspirante a una sonrisa

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