Resumo de El Principito - Antoine de Saint-Exupéry

La preocupación esencial manifestada pro Saint Exupéry en El Principito, es la necesidad de crear vínculos entre los seres.
Esto lo patentiza al presentarnos en su relato espacios y personajes igualmente solitarios. El abandono del desierto, donde se encuentran el narrador y el principito, y los planetas visitados por él, en cada uno de los cuales vive un solo habitante, nos sitúan frente a la mayor soledad, haciéndonos tomar conciencia de lo que realmente significa.
Lo anterior nos lleva a valorar la imperiosa necesidad de comunicarnos con nuestros semejantes. Y eso, según el texto de Saint-Exupéry, sólo se logra mediante la amistad, la comprensión, el amor.
Y no únicamente entre los seres humanos: la relación afectiva del personaje con la rosa, el cordero y el zorro, es, además de reveladora, ejemplar.
El Principito constituye, por lo tanto, un implícito llamado a analizar y ajustar nuestra conducta a luz de estos y otros valores de permanente y universal vigencia.
En un mundo en que coexisten un acelerado y admirable progreso científico y tecnológico y estigmas inocultables, en una sociedad desvelada por las apariencias más que por la esencia, este libro invita a ir al fondo de las cosas, a penetrar su verdadero sentido y proyección, y no a quedarse solamente en la superficie. Porque, como dice su protagonista, ?los ojos están ciegos. Es necesario buscar con el corazón?.
Vista así, la lealtad del principito a su rosa, más allá de su particular y precisa significación, adquiere la categoría de un símbolo de solidaridad ante la indefensión en la que difícilmente subsisten, o a menudo sucumben, tantos seres humanos, tantos seres de la naturaleza, debido a la ceguera, la insensibilidad o la desidia del hombre.
En esa flor ?amenazada por una próxima desaparición?, si asumimos en plenitud y con autenticidad el mensaje del autor, tenemos que ver todo un universo de seres frágiles, desamparados, dependientes, que requieren de la ayuda, más que necesaria, imprescindible para su existencia.
La guerra, la injusticia, el hambre, por una parte; el peligro de extinción de especies, si nos atenemos al espíritu de la obra y no a sus meras especificaciones, son enjuiciados y condenados por el autor.
La actitud de varios personajes incluidos representa una crítica a la vanidad, al ocio, a la ausencia de propósitos definidos, al saber libresco, a una existencia que es pura exterioridad. La censura está hecha sin acritud, de manera sutil, pero no por eso menos denunciadora y eficaz. ?No me gusta adoptar tono de moralista? confiesa el narrador.
Por cierto, su visión de la existencia no es solamente negativa ni fragmentaria. En ella se encuentran también la esperanza, el consuelo, la humildad, la alegría, el sentido de responsabilidad, etc.
Y si, por un lado, reprueba la actitud de las personas mayores, por otro no oculta su simpatía por los niños, con los cuales llega incluso a identificarse.
?Lo que embellece al desierto-dice el principito-es que esconde un pozo en alguna parte?. Lo mismo ya en el terreno del espíritu, puede afirmarse de este libro. En cualquier página surge un invisible pozo que regala sus aguas, frescas y cristalinas, al lector sediento de fantasía, de verdad y belleza.
Porque más allá de los hechos narrados en la obra. El Principito, es, en suma, un canto al amor, a la justicia, a la amistad, a todo aquello que enaltece la condición humana.

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