Gálatas
(Biblia)
En los Gálatas, San Pablo nos presenta a Cristo nuestra libertad; es la carta de la libertad de los hijos de Dios. Es una carta apasionada, que escribió a sus hijos, los Gálatas, que estaban siendo confundidos por falsos profetas judaizantes, y que, además, calumniaban al Apóstol. La escribió antes que la de los Romanos, y las dos presentan el mismo tema fundamental: La justificación por la fe. Tiene seis capítulos, con tres ideas: 1- DEFENSA DEL APÓSTOL (1 y 2): En el primer verso, antes de saludar, ya nos dice que fue constituido Apóstol, no por los hombres, no por la autoridad de hombre alguno, sino por Jesucristo, y por Dios su Padre. Sigue defendiendo su autoridad como Apóstol en los dos primeros capítulos: Cómo fue confirmada por los pilares de la Iglesia en Jerusalén, mencionando a Pedro tres veces (1:18, 2:27, 9) quienes aceptaron su apostolado entre los gentiles. 2- JUSTIFICACIÓN POR LA FE (2:15, 3-4): La justificación por la fe es el fundamento del cristianismo, el cimiento de toda la vida cristiana, y lo expone bien claro en 2:16: Sabiendo que no se justifica el hombre por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, por eso creemos en Cristo Jesús, a fin de ser justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley: por cuanto ningún mortal será justificado por las obras de la Ley. El cristiano se hace justo, se le perdonan sus pecados, y la culpabilidad del pecado, por la fe en Cristo...¡y aún más! Por la misma fe se hace hijo de Dios, revestido de Jesucristo, y recibe el Espíritu Santo, (3:14 y 23). ¡Y todavía más!La vida y cada obra del cristiano, hay que vivirla y hacerlas por la fe en Cristo. Por esto San Pablo los llama necios en 3:1, porque ellos comenzaron con la fe, pero querían vivir con sus propios esfuerzos, sin la fe. Y por eso les argumenta que recibieron al Espíritu Santo por la fe y no por las obras, y que los milagros hechos entre ellos fueron, no por virtud de las obras de la Ley, sino también por la fe (3:2-5). Las obras de la Ley y la Fe: Ningún mortal será justificado por las obras de la Ley (2:16): Para entender esto, imagínate que estás en el medio del mar: Por muchos esfuerzos que hagas, nunca te vas a salvar; te ahogarás sin remedio, si no te salva una persona. Tu única forma de salvación, es que venga un barco y te rescaten. Pues lo mismo pasa a todo mortal: Por muchas obras o esfuerzos personales que haga, no podrá salir del mar horrible del pecado, pero por el Bautismo, por la fe, se le borran todos sus pecados, y entra en la barca de Jesús, en su Iglesia. Y si vuelve a caer en el pecado, por muchas obras buenas que haga no se le va a borrar, sólo si lo confiesa, ¡nada más que eso!, si lo confiesa, se le perdona todo por la sangre de Jesús, y se justifica, se hace justo, en la barca de Cristo. (Juan 20:23, 1 Juan 1:9). Entonces, ¿para qué vale la Ley que Dios dio a Moisés? Para tres cosas, nos dice San Pablo: La primera, para poner freno a nuestras transgresiones (3:19). La segunda, para hacernos ver que somos pecadores, que estamos perdidos ahogándonos en el fango del pecado. La tercera, nos sirve de ayo, nos guía a Cristo, porque al vernos perdidos, necesitamos un salvador, y ese Salvador es Cristo, a quien nos agarramos como nuestra única tabla de salvación. Pero la Ley es santa y justa y buena, nos dirá en Rom. 7:12, ¡y sigue siendo buenísima ahora, la mejor norma ética del cristiano! Y Jesús no vino a abrogarla, sino a perfeccionarla (Mt. 5:17)... porque en Cristo, con el Espíritu, no sólo el cristiano va a vivir la Ley de Moisés, sino una Ley todavía más perfecta, la Ley del amor de Cristo (6:2), de la que nos habla Pablo en toda la segunda parte de Gálatas. 3. LAS OBRAS CON CRISTO La segunda parte de los Gálatas, la dedica Pablo a mostrarnos las obras maravillosas que el cristianismo puede y debe hacer con Cristo. Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí, grita en 2:20, y sigue gritando,y la vida que vivo ahora en esta carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo a la muerte por mí. El cristianismo es una vida, una nueva creatura, dice en 6:15, que tiene que vivir la nueva vida, llena de obras maravillosas de amor, gozo, paz, y paciencia, y bondad, y amabilidad... y con fidelidad y humildad y domino propio, que son nueve frutos de la vida en el Espíritu, que nombra en 5:22-23... y para hacerlo más fácil, nos dice, es sencillamente vivir la Ley de Cristo (6:2), que es la vida de amor, que sólo se puede vivir si Cristo está en nuestro corazón, y que no está en contra de la Ley Antigua, sino que toda la Ley Antigua se resume precisamente en el amor (5:14)... y la única diferencia es que la Ley no nos daba los medios para cumplirla, pero en Cristo los tenemos, viviendo en el Espíritu.
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