La Medida Probable 5
(Bernard Gontier)
mesita de noche, en tamaño 14x21 cm, estampado con colores, la imagen de un santo. Él se acomoda para poder ver mejor el cielo y los árboles, empezando vagamente a concebir la idea de que, al final, la pasividad es un paso. Fué cuando esta le cogió las riendas y le trajo antiguos recuerdos, historias contadas por su hermano, aquél, que hace mucho ya fallecera y narraba nostálgico, en noches frías de invierno, sus viajes a Índia. El image del santo tenía colores fuertes, tan fuertes como los imágenes evocados por el enredo del hermano. Índia, decía, es un sitio ferviente de figuras cuya aura es vasta y benigna, con poderes extraordinarios. Entre los suyos eran llamados santos o maestros, y especialmente acumulaban poderes y realizaban hechos. Hombres que materializaban objetos desde la nada, del eter, o si prefieres, de la substancia universal. Hombres que aparecían y desaparecían en un pestañeo. Mujeres que aparecían en dos o más lugares al mismo tiempo y que no necesitaban de alimento alguno. Hubo incluso, un caso de uno que, agredido por un desavisado, ebrio y llevando una hoz, le arrancó el brazo de un solo golpe. Testimonias afirman que el maestro siquiera estremeció. Simplemente, cogió el brazo del suelo, puso otra vez en el lugar y prosiguió su paseo. El sol se puso con reverencias al pequeño cuarto hospitalar encuanto él se dejaba llevar en una mezcla de conversación y reflexión, diálogo y monólogo, por horas seguidas. En un cierto momento él protesta: - ?Pero tengo que luchar! Krishna fue un guerrero - le aclaró su interlocutor, que en ese momento daba igual si era o no su hermano – guerreó mucho, comandó y venció. En un determinado momento, poco antes de una decisiva batalla, el proclamó a uno de sus discípulos: “Hombres instruídos no lamentan ni los vivos ni los muertos. Tú y yo existimos siempre y jamás dejaremos de existir. Aquellos que creen que alma puede matar y ser muerta se engañan igualmente. No hay espada que la corte ni fuego que la queme”. La voz sonaba como brasa en sus oídos. Y como brasa el sol nació en el horizonte, después de una noche llena de voces y otras tantas ideas. Fué para casa en el banco trasero de un taxi perdido en toda suerte de devaneos. La mano cálida y úmeda de su mujer sostenía la suya con firmeza y ese afecto fué allí indecible. Hijos en la escuela, la casa en silencio, la voz en acción.Krishna desenvainó la espada, así como lo hizo Joana D’Arc. Cristo, por su turno, dejó bien claro que bastaba un llamado suyo para que las legiones del cielo vinieran a su servicio. Pero, si hiciera eso, contrariaria todo el designio establecido. Porque la batalla de Cristo fué la de demostrar el poder del amor. Hubieron muchos guerreros y guerreras, dotados de increíble coraje y poder. Seres humanos independente del sexo, de la raza, de la religión, que bendicieron y curaron, iluminaron y apaciguaron. Hubo uno que abrió el mar. ¿De dónde sacaban su fuerza? Hubo otro, un humilde fontanero, que al pasear despreocupadamente por la calle, observó con atención un pequño edificio de 5 pisos. Mirando así, no había nada raro. Pero él sintió alguna cosa, nunca supo decir qué era. Salió corriendo, sonando campanilla por campanilla,
Resumos Relacionados
- Mi Planta De Naranja Lima
- El Cielo Y El Infierno
- El Hombre Que Caminaba A Un Lado Del Camino
- Lazarillo De Tormes
- Arráncame La Vida
|
|