La Medida Probable 6
(Bernard Gontier)
departamento por departamento, alertando a todos que el edificio iba a caer. Lo tomaron por loco. El alboroto fué tamaño que todos salieron hacia fuera, a fines de ver lo que pasaba. Y entonces el edificio desmoronó, literalmente, como um castillo de naipes. Nadie se hirió. Y el plomero siguió su camino. Mañana será un nuevo día, pensó él. Y pensó mucho antes de hablar cualquier cosa a los ansiosos presentes en la sala de su casa. Quería más una decena de horas silenciosas para cocinar, en fuego blando, una pequeña semilla que brotaba en su ser. Las cualidades atribuidas a los super humanos nada más son que el resultado de estricta disciplina y servidumbre a un plan de conciencia que no obedece a impulsos de miedo, críticos o egoístas. Un plan que no califica nada del externo como fuente de poder. El poder reside en la propia conciencia. Y ella solo se expande, se protege de aquello que la altera. De resto, el camino del guerrero es la perseverancia y la preseverancia es una virtud especial. Ya basta. Ya pensara lo suficiente. Hora de cenar. La madre y la mujer hicieron albóndigas, su plato preferido. Los hijos saltaban a su rededor. Los amigos que llegaron de última hora dijeron que el parecía bien, solo un poco quieto. Noche adentro, luz apagada y abrazado a la mujer, tuvo la sensación de que abrira una determinada puerta cuya importancia aún no podía evaluar. Setía, solamente, que devería mantenerla abierta. Bajó los ojos con la satisafación de quien mucho remó en un mar bravío y finalmente llegó a la playa.
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