Resumo de El Aleph - José Luis Borges

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EL ALEPH
(José Luis Borges)

Con el título de El Aleph Borges presenta una serie de cuentos cuya temática formal y manifiesta difieren entre sí. Sin embargo esta variedad es sólo aparente y superficial. En realidad todos ellos están unidos y en lazados por las mismas ideas al punto de ser reiterativos, es decir que una idea central se repite de un cuento a otro aunque cambien los personajes, el tiempo y el contexto, Por ejemplo La Escritura de Dios y El Aleph son equiparables con la diferencia de que el primero se desarrolla en el siglo XVI, mientras que el otro ocurre en el Buenos Aires de la primera mitad del siglo XX . Esta es una característica propia del autor latinoamericano, pero lejos de ser una limitación literaria es una manera de explorar todas las implicaciones estéticas y filosóficas que aquellas ideas nos ofrecen; es que a Borges lo que le interesan son los temas esenciales como: el conocimiento, la identidad, el sentido de la existencia humana, el bien y el mal ( o en otras palabras, lo correcto y lo incorrecto de las acciones humanas), etc. Todos ellos temas que han estado presentes en las mentes más lúcidas de todos los tiempos y de todas las geografías, de ahí la universalidad de su obra.

Se le ha criticado a Borges de excesivo intelectualismo, de no expresar en sus obras el sentimiento y las pasiones propias del ser humano. Hasta cierto punto la crítica es válida, no vamos a encontrar personajes que manifiesten de manera abierta sus estados emocionales ( la actitud vital de los trogloditas en El Inmortal ilustra claramente esta postura): el llanto, la risa, la pena, la angustia, la alegría, etc. no son propios de los seres humanos que pueblan el universo borgiano: Emma Zunz desarrolla su plan con aparente frialdad así como Asterión espera su trágico destino en el centro de su laberinto; la ira, el odio y el rencor están más presentes pero de forma velada y subterránea, es decir que se adivinan a través de los actos y meditaciones de los personajes pero no en su lenguaje corporal: Aureliano, en los Teólogos, disfraza su envidia y cólera hacia Juan de Panonia con el ropaje de debate teológico y defensa de la fe mientras que Otto Dietrich Zur Linde busca justificaciones metafísicas a su cruel comportamiento y al de su nación; además el propio autor evita caer en descripciones afectivas, aunque no siempre lo logra ( ello se hace más evidente en aquellos cuentos ambientados en espacios y tiempos más próximos al autor o donde este interviene como personaje ejemplo: El Zahir y La Otra Muerte. Pero entonces ¿cuál es la validez humanística de la obra del escritor argentino?. Lo que el autor propone mediante sus personajes es una forma poco común de afrontar la vida al margen de las múltiples vicisitudes que se pudieran presentar. Los personajes centrales del Aleph afrontan sus circunstancias y sus pasiones con una serenidad heroica, intimista, solitaria y no exenta de cierta grandeza puramente humana donde la divinidad, si bien no está ausente, juega un papel indefinido e inescrutable, son héroes anónimos cuyo esfuerzo y valentía jamás será reconocido por nadie.

Que Borges sea un autor intelectualista y el Aleph un producto de ello, no es lo importante; lo importante es el papel que juega esa fe en las capacidades intelectuales en la propia vida de sus personajes, para ellos esas capacidades los acercan a la verdad, una verdad particular y limitada, es cierto, pero que al fin de cuentas constituirá su tabla de salvación ante las arremetidas de la realidad.

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