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En El Desierto No Hay Atascos
(Moussa Ag Assarid)

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   El libro narra la
historia de un joven tuareg y es como una bocanada de aire limpio y fresco del
desierto en una noche clara.

   El protagonista
soñó que mientras estaba sentado en lo alto de una duna, un avión se posó junto
a él, salía un hombre blanco de la nave y le preguntaba si quería visitar el
mundo, le contestó que sí. El siguiente acontecimiento, ¿ fue casualidad? :
unas semanas después conoció a una periodista del París-Dakár, a la que se le
cayó un libro del bolso. al devolvérselo ella le enseñó los dibujos del libro
que le dejaron maravillado. Antes de despedirse la periodista le regaló el
libro, EL PRINCIPITO. Aquel día apareció una nueva prioridad en su vida; ir a
la escuela, aprender a leer y enterarse de la historia de aquel personaje.

   La escuela estaba
a quince kilómetros de su campamento. Los primeros tiempos fueron difíciles, ya
que en la escuela se hablaba otro idioma y los demás asistentes eran muy
distintos, nadie se quería sentar con él. No le frenó ninguno de los obstáculos
que se encontró. Consiguió con extraordinario esfuerzo continuar estudiando y
obtener medios para sobrevivir uniendo trabajo, tesón y habilidad hasta
conseguir el título de bachiller. Creó una asociación para fundar una escuela
en Taboye y más tarde se las ingenió para llegar a París, deseaba conocer al
autor de ?El principito?, pero ignoraba que ya no existía.

   La invitación de
unos amigos, el préstamo de unas señoras que le apreciaban, y un hatillo de
puntas de flecha de sílex del desierto, que pensaba vender para poder comer, le
proporcionaron las ?alas? para llegar a Francia. Un país desconocido, cuya
experiencia en él, narra con una mirada inteligente y sencilla que despierta la
empatía del lector. La gran cantidad de nuevos estímulos que le ofrece el nuevo
medio, hace que el aprendizaje en su medio habitual que hasta entonces había
sido el desierto y su cultura la tuareg, den como resultado una manera de ver
las cosas verdaderamente lúcida, pues en el desierto el hambre es física pero
el calor humano no falta. En la ciudad no suele haber hambre física pero el
calor humano a veces se obtiene pagando a un psicólogo para que alguien sea
escuchado .

   En el campamento
del desierto solo hay una manta para dormir, en el hotel al que llega hay una
cama que cabrían todos los niños de la tienda en la que dormía. En el hotel
abre el grifo y sale agua, dice que la primera vez que lo vio le dieron ganas
de llorar de la emoción

En el desierto tienen que recorrer varios kilómetros para
encontrar una charca en la que beben ellos y los camellos. La posibilidad de
considerar las cosas en estos dos mundos tan diferentes, le hacen plantearse
toda una serie de nuevas cuestiones cuya reflexión comparte con el lector en
este libro.

   En Mali, la
hospitalidad tenía un precio, el nivel de vida allí no es tan alto como en
Francia y tenía que trabajar mucho en casa de las familias que le acogían.
En  Francia encontró la tradición del
lugar del necesitado, esto le permitió aprender y evolucionar encontrando su
lugar en el nuevo país, llegando entre otras cosas a formar parte del equipo de
radio que él escuchaba en su campamento del desierto cuando era pequeño y ahora
podía ser escuchado por los suyos desde tierras francesas. Todavía recuerda
como desmontó aquella caja en su infancia para ver quienes eran los que
hablaban y cuál fue su sorpresa al ver aquel conjunto de cables. No comprendía
la magia de aquel fenómeno. Su padre ahora se sentía emocionado al oír su voz
en aquella emisión.

   Recordaba también
las enseñanzas de su madre,  ya desaparecida, le decía que viviera donde
viviera se mantuviera alerta y no le pasaría nada. Su abuelo  le dijo que todos los hombres tienen algo en
común: la palabra. Para comprenderlos y conocerlos hay que escucharlos y que
viajar le haría superar sus debilidades.

 

Siempre que viajaba volvía a sentir la maravillosa sensación
de aquel primer viaje. Tal y como le dijeron tras la bendición y la despedida,
-no olvides quién eres y de donde vienes-,  
eso intentó hacer en todo momento.

   Allí en aquellas
tierras tan lejanas comprobó que su fuerza se basaba en integrarse en otras
civilizaciones sin perder sus raíces de tuareg. Aprendió que la mejor de las
civilizaciones es la que nos enseña a adaptarnos.

   Moussa Ag Assarid,
que así se llama nuestro protagonista, es estudiante de gestión en la
Universidad de Montpellier I, de cuyo Consejo de Administración es miembro,
también colabora de forma eventual con Radio france Internacional y con France
Culture, continua colaborando con el proyecto de la escuela junto con su
hermano para que los niños tengan más opciones. Es narrador de relatos en
escuelas y bibliotecas y también es actor. Preside la asociación ENNOR France
para la escolarización de los nómadas, promotora de la Escuela del Desierto que
acoge a unos setenta niños tuaregs  en
la orilla del río Níger.

   En febrero del
2007 salió la primera caravana del corazón: www.lacaravanadelcorazon.com

   Su conclusión es
que el camino es hermoso y que el hecho de haber crecido en un espacio que
escapa al tiempo, y haber podido explorar otros territorios, posee un valor
extraordinario, ayuda a adquirir fe en sí mismo. ¡Bello libro!

 

      

  

 



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