Resumo de El Patriarca Pérez. La Iglesia Católica Apostólica Mexicana

¿Sabe el lector o ha oído hablar acerca de José Joaquín Pérez Budar? Sólo los entendidos, pero el patriarca Pérez fue una de las figuras más interesantes producidas por la Revolución Mexicana. En una palabra, y siguiendo una historia larga y poco conocida, fue el fundador de una iglesia católica paralela que, apoyada por el presidente Calles y el líder sindical Luis N. Morones, intentó sustituir al clero católico por una religión cristiana genuinamente nacional y, por lo mismo, cismática. Fue el intento más claro y radical, a reserva de lo que intentó Benito Juárez cuando a mediados del siglo XIX fomentó las congregaciones evangélicas. La iglesia católica apostólica mexicana, empero, tuvo vida breve. Dependiente del Estado revolucionario y de las circunstancias ?la guerra cristera?, cuando el presidente Portes Gil decidió acomodarse con el clero, ésta feneció. De ahí que la reputación del patriarca Pérez haya sufrido. El olvido es lo menos que le sucedió. Muchos entendidos lo han llamado cismático, hereje, apóstata y renegado. En cierto sentido, los católicos fieles tienen razón. El enfrentamiento con el papa Benedicto XV no fue cualquier cosa. Pero hay que recordar otro aspecto, aparte de la biografía del cabecilla. La iglesia de Pérez fue un verdadero culto alternativo que atrajo a sacerdotes y a feligreses, aunque fuese por un tiempo.La investigación de Mario Ramírez Rancaño, así, se pregunta respecto a cuál fue la intención de este movimiento; pues esto fue y no sólo una anécdota olvidable. ¿Se buscaba tan sólo ofender al papa Benedicto con actos de rebeldía social o en verdad se trataba de impulsar un proyecto religioso en clave nacionalista? ¿Trató Pérez de llegar hasta las últimas consecuencias? De hecho, al principio el apoyo a Pérez fue sustancial e incluía hasta la cesión de un templo, el de Corpus Christi. La respuesta de la Iglesia Católica fue, desde luego, furiosa y obedeció asimismo al contexto general de enfrentamiento con el Estado mexicano. Tan no fue una anécdota aislada que a pesar de la fuerza y el respaldo a la Iglesia Católica por parte del Estado actual, en parte, como consecuencia de su reconocimiento como poder fáctico, se ha mantenido vivo el anhelo de muchos de constituir catolicismos alternativos, incluso dentro de la misma Iglesia. Desde los albores de la vida independiente, los estados hispanoamericanos han intentado cooptar o acotar a la Iglesia. Inclusive tras someterla a su dominio, las clases políticas han buscado crear religiones de Estado. Si bien el éxito ha sido muy desigual, cada cierto tiempo aparecen utopías marginales o verdaderas herejías, como el culto a la Santa Muerte o la Nueva Jerusalén, que han cobrado raigambre popular.Mario Ramírez Rancaño es, por su parte, un investigador polifacético. Yo le conocía su trabajo acerca del pulque. En El patriarca Pérez. La iglesia católica apostólica mexicana pisa otro terreno. Lo hace con seguridad y amenidad. Su libro es un aporte de gran importancia.

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