Por un escritor bueno, se dice, hay cientos de escritores malos y miles de escritores mediocres. Y ni calcular se puede la probabilidad que corresponde al genio. Las edades y los siglos, advenedizas y petímetres como son, no pueden degustar el exquisito arte erogado por un gran espíritu más que en su forma póstuma: tal suerte es propia de titanes. Y titanes, grandes espíritus de las artes (y la literatura es uno de esas artes) resplandecientes nombres tan solo grabados en las magistrales páginas de la historia, es lo que José Ingenieros en su libro EL HOMBRE MEDIOCRE entra a estudiar, a evaluar su génesis, a dictaminar su gestión y su obra tanto en el aspecto estético como en el legado constituido. José Ingenieros es uno de esos espíritus que por intermitencias se presenta en nuestras lueñes Indias Occidentales y con su talento irradia cultura y arte a las almas primigenias que buscan un don sincero en quien escribe: el argentino, haciendo gala de la más auténtica de las pasiones argentinas, el esnobismo, nos presenta el marco crítico del fenómeno socialmente considerado más representativo de nuestro tiempo:
la mediocridad. Y la aborda desde tópicos atractivos: no solo en el arte, tambien en la cultura, la política, en el diario vivir. Lo mejor del libro no es su caracter científico ni el objetivo tratamiento con que Ingenieros aborda su objeto de estudio (aunque por lo mismo el libro podría ser considerado brillante, incluso pertinente): Lo mejor del libro de Ingenieros dista mucho de lo que incluso su autor pensó: el libro (y lo hablo en términos escatológicos) no es tanto un estudio sociológico sobre un fenómeno acuciante para la modernidad como es el aspecto recóndito y sugestivo para quienes se atreven a enfangarse en él: el libro es
en crasas palabras sin tiento un vademecum para la genialidad... This abstract was checked by WhiteSmoke Solution.
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